Evan Gershkovich, periodista del Wall Street Journal, fue sentenciado a 16 años de prisión en un centro de máxima seguridad por espionaje, según dictaminó el viernes un tribunal ruso. Tanto el medio de comunicación para el que trabaja como el gobierno de Estados Unidos han denunciado la acusación como una parodia de justicia.
El juicio, que se ha llevado a cabo en secreto y ha sido criticado por su naturaleza política, podría abrir la puerta a negociaciones para un posible intercambio de prisioneros entre Moscú y Washington.
Durante la lectura del veredicto en el Tribunal Regional de Sverdlosk, Gershkovich, quien presentó una apariencia tranquila y cabizbaja, respondió con un simple «no, su señoría» cuando se le preguntó si tenía dudas sobre la decisión. A pesar de la seriedad del momento, el periodista sonrió ocasionalmente y alguien en la sala exclamó: «¡Evan, te amamos!».
Los alegatos finales se realizaron a puerta cerrada y los fiscales inicialmente habían solicitado una condena de 18 años. La defensa del periodista, por su parte, ha sostenido su inocencia durante todo el proceso.
El presidente estadounidense Joe Biden ha reaccionado a la sentencia afirmando que Gershkovich fue objetivo de represalias por parte del gobierno ruso simplemente por ejercer su profesión periodística. «El periodismo no es un delito», afirmó Biden, prometiendo continuar presionando por la liberación del reportero.
Almar Latour y Emma Tucker, altos ejecutivos de Dow Jones y del Wall Street Journal respectivamente, describieron la condena como una «vergonzosa y farsesca sentencia». «Evan ha pasado 478 días en prisión, detenido injustamente… Seguiremos haciendo todo lo posible para presionar por su liberación y apoyar a su familia», declararon.
Gershkovich fue detenido el 29 de marzo de 2023 durante un viaje de trabajo en Ekaterimburgo, bajo la acusación de recolectar información secreta para Washington, una afirmación que las autoridades rusas no han respaldado con evidencias concretas.
El periodista ha estado detenido en la prisión de Lefortovo en Moscú, conocida por su uso durante las purgas de Stalin, y fue trasladado a Ekaterimburgo para el juicio. Su caso ha resaltado la creciente represión contra la libertad de prensa en Rusia, particularmente desde el inicio de la invasión de Ucrania.
El caso de Gershkovich ha reavivado el debate sobre la libertad de prensa y la utilización de cargos de espionaje para reprimir a periodistas extranjeros. A medida que continúan las discusiones sobre un posible intercambio de prisioneros, la comunidad internacional observa atentamente, esperando un desenlace que pueda ser tanto prolongado como complejo.