Avión presidencial en pista de aeropuerto

Transformar el 747 de Catar en el nuevo Air Force One podría costar mil millones de dólares y tardar años

La posibilidad de convertir un Boeing 747 donado por Catar en el próximo avión presidencial estadounidense ha generado controversia y escepticismo entre expertos y sectores del Congreso. Aunque el presidente Donald Trump ha calificado de “tontería” rechazar el lujoso regalo, la adaptación del aparato costaría más de mil millones de dólares y podría tardar varios años en completarse, según revelaron especialistas en aviación a NBC News.

El avión, de 13 años de antigüedad, sería sometido a una revisión exhaustiva para eliminar cualquier posible dispositivo de espionaje, e incluiría una completa remodelación para incorporar sistemas de comunicación ultraseguros, capacidades de defensa electrónica, reabastecimiento en vuelo y protección contra pulsos electromagnéticos. Todo esto convertiría al avión en un centro de comando aéreo capaz de operar incluso en caso de guerra nuclear, como requiere la normativa del Air Force One.

Richard Aboulafia, analista de la firma AeroDynamic Advisory, aseguró que el proceso implicaría “desarmar un 747, volver a armarlo y elevarlo a un nivel muy alto de seguridad y capacidad”. La magnitud del trabajo no solo encarecería el proyecto más allá del valor actual del avión (estimado en 400 millones de dólares), sino que podría extenderlo más allá del mandato presidencial de Trump, previsto hasta enero de 2029. Al finalizar, el aparato sería entregado a la fundación de su biblioteca presidencial.

Aunque la Casa Blanca no ha emitido declaraciones al respecto, se especula que el contrato de conversión recaería nuevamente en Boeing, fabricante del modelo y actual responsable de un programa ya en curso para transformar otros dos 747 en los futuros Air Force One. Ese proyecto, valorado en más de 5.000 millones de dólares, ha enfrentado retrasos significativos y dificultades operativas, incluida la escasez de técnicos con autorizaciones de seguridad ultraespecializadas, conocidas como “Yankee White”.

El eventual contrato para reacondicionar el avión catarí podría representar un alivio financiero para Boeing, que ha sufrido pérdidas bajo el esquema de costos fijos firmado durante el primer mandato de Trump. Sin embargo, expertos cuestionan la lógica de iniciar un nuevo proyecto de tal envergadura cuando ya existe un programa en desarrollo con los mismos fines.

El debate se suma a la creciente polémica sobre el uso de recursos públicos para proyectos asociados a la figura presidencial, en un contexto donde los sobrecostos, las prioridades presupuestarias y la seguridad nacional se entrelazan de manera cada vez más compleja.

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