Esmeralda, Camagüey – La madrugada del 8 de marzo trajo consigo un hecho trágico que ha conmocionado a la comunidad camagüeyana: Osmany Trujillo Guevara, un trabajador de 58 años de la Empresa Mayorista de Alimentos (EMPA), fue asesinado a tiros mientras cumplía con su labor en un almacén estatal en el municipio de Esmeralda.
Según informes preliminares del Ministerio del Interior (MININT), un grupo de delincuentes irrumpió en las instalaciones con la aparente intención de sustraer alimentos destinados a la distribución de la Canasta Básica. En circunstancias aún bajo investigación, Trujillo Guevara fue atacado con un arma de fuego, convirtiéndose en víctima de una violencia que, según residentes locales, se ha vuelto cada vez más frecuente en la región.
El asesinato ha generado indignación y preocupación en la comunidad, donde los robos a entidades estatales han aumentado en medio de la crisis económica que atraviesa el país. Las redes sociales se han convertido en un espacio de denuncia y reflexión, con ciudadanos expresando su temor ante la creciente inseguridad y cuestionando la capacidad de respuesta de las autoridades.
Uno de los aspectos que más ha generado debate es la vulnerabilidad de los trabajadores de seguridad en estos establecimientos. Antiguamente, los custodios de centros estatales contaban con armamento para defenderse de posibles ataques, pero en los últimos años se han visto obligados a enfrentar situaciones de riesgo sin más recursos que su propia determinación. La falta de medios de protección ha sido señalada como un factor determinante en la facilidad con la que los delincuentes actúan.
En redes sociales, vecinos de Esmeralda han expresado su frustración por la falta de seguridad en el municipio. «Antes dormíamos con las puertas abiertas, ahora vivimos entre rejas», comentó un usuario, reflejando el sentimiento generalizado de desprotección.
La violencia en Cuba, aunque históricamente no ha alcanzado los niveles de otros países de la región, ha mostrado un aumento preocupante en los últimos años, alimentado por la crisis económica y la escasez de recursos básicos. La presencia de armas de fuego en manos de delincuentes es un factor que preocupa tanto a la población como a las autoridades.
Las fuerzas de seguridad han asegurado que están llevando a cabo una investigación exhaustiva para identificar y capturar a los responsables del crimen. Mientras tanto, la comunidad de Esmeralda se enfrenta a la realidad de un país donde la violencia y el crimen organizado parecen ganar terreno en un contexto de crisis prolongada.
