La noche del sábado marcó un antes y un después en la historia del boxeo. El estadounidense Terence “Bud” Crawford(42-0, 31 KOs) derrotó por decisión unánime a Saúl “Canelo” Álvarez (62-3-2, 39 KOs) y se convirtió en el primer boxeador masculino en la era de los cuatro cinturones en proclamarse campeón indiscutible en tres divisiones(superligero, wélter y supermedio).
En un Allegiant Stadium repleto con 70.482 espectadores, cifra récord para una velada de boxeo en Las Vegas, Crawford saltó dos divisiones de peso y se impuso con tarjetas de 116-112, 115-113 y 115-113, arrebatándole a Canelo los títulos WBA (Super), WBC, WBO e IBF de los supermedios. La velada fue transmitida por Netflix y promovida por Riyadh Season.
Desde el inicio, Crawford marcó el ritmo con precisión y defensa sólida, obligando al mexicano a perseguir una oportunidad que nunca llegó. Álvarez tuvo su mejor momento en el noveno asalto, cuando presionó con combinaciones potentes, pero el estadounidense respondió con un contragolpe decisivo que lo mantuvo al frente.
“Sabía que tenía que reafirmarme y cortar su impulso”, declaró Crawford al final del combate, consciente del significado histórico de su victoria. Con este triunfo, su nombre se coloca junto a los grandes de todos los tiempos, consolidando un legado sin precedentes en el boxeo moderno.
Por su parte, Canelo, de 35 años, asumió la derrota con deportividad: “Me siento orgulloso de compartir el ring con un gran campeón. Mi legado está ahí, y amo tomar riesgos porque amo este deporte”, afirmó, dejando abierta la posibilidad de una revancha.
El combate principal estuvo acompañado por un cartel destacado: el canadiense Christian Mbilli se llevó el título interino WBC supermedio al derrotar a Lester Martínez, mientras que Callum Walsh venció por puntos a Fernando Vargas. Sin embargo, la atención mundial quedó centrada en la gesta de Crawford, quien ahora es considerado por muchos como el mejor libra por libra del planeta.
La victoria en el fin de semana de la Independencia Mexicana, fecha que tradicionalmente ha tenido a Canelo como protagonista, añade aún más simbolismo al logro de Crawford. Lo que viene para él es una incógnita, pero lo que queda claro es que Las Vegas fue testigo de una coronación histórica e irrepetible.
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