En un incidente que ha vuelto a poner el foco en el maltrato animal dentro de Cuba, un perro Husky siberiano, conocido ahora como Johnny, logró sobrevivir tras ser arrojado desde un quinto piso en un edificio de Sancti Spíritus. Este caso ha sacudido a la comunidad local y reavivado el debate sobre la protección de los animales en la isla.
El infortunado evento tuvo lugar en el reparto 23 de Diciembre, donde, según reportes, el propietario del animal lo lanzó desde una considerable altura. Milagrosamente, Johnny sobrevivió a la caída, que fue amortiguada por un arbusto, aunque no escapó a sufrir lesiones. Lo que siguió fue un notable acto de solidaridad vecinal: varios residentes acudieron en auxilio del can, proporcionándole los primeros auxilios básicos, agua y comida.
Sinaí Ramos Pérez, miembro de la organización de defensa de los animales “Arca”, desempeñó un papel crucial en el rescate y la recuperación de Johnny. A pesar de las lesiones y el evidente trauma, el animal fue trasladado al día siguiente a una clínica veterinaria, donde recibió atención médica inicial antes de ser llevado a un refugio temporal. Gracias a la intervención oportuna, Johnny evitó daños permanentes a sus órganos internos y actualmente se recupera satisfactoriamente, recibiendo analgésicos y antibióticos.
La historia, sin embargo, subraya una problemática mayor: la impunidad con la que se manejan casos de maltrato animal en Cuba. Pese a la evidencia y el testimonio de la cruel acción, el Departamento de Salud Animal no ha logrado llevar a cabo una acción legal efectiva contra el presunto agresor, debido a la falta de denunciantes formales. El propietario del perro ha negado haberlo arrojado, alegando un incidente previo en el que Johnny mordió a una visitante, como causa de la caída accidental del animal.
La entrada en vigor de la Política de Bienestar Animal en julio de 2021, con el Decreto-Ley No. 31 “De bienestar animal”, marca un paso adelante en la legislación. Sin embargo, casos como el de Johnny demuestran las limitaciones y desafíos en la aplicación efectiva de estas normativas. Además, se resalta la necesidad de más centros de refugio para animales, un tema pendiente en las agendas gubernamentales locales.
Johnny ahora se recupera bajo el cuidado de Yenia Hernández González, quien lo ha acogido junto con otros animales. Este caso refleja el duro camino hacia la justicia y el bienestar animal en Cuba.