El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, compareció este jueves desde la sede del PSOE en Ferraz para ofrecer disculpas públicas a la ciudadanía y anunciar una auditoría independiente de las cuentas del partido, tras la dimisión de Santos Cerdán, hasta ahora secretario de Organización del PSOE y figura clave dentro del aparato socialista.
La reacción del jefe del Ejecutivo se produce luego de la publicación de un informe de la Guardia Civil que vincula a Cerdán con una presunta red de comisiones ilegales en el marco del caso Koldo, una trama de corrupción en la que también están implicados el exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García.
«Pido perdón a la ciudadanía y a nuestra militancia. Hasta esta mañana creía firmemente en la integridad de Santos Cerdán«, afirmó Sánchez, visiblemente afectado. “Es cierto que había rumores, pero no existían indicios formales hasta que conocimos la totalidad del informe”, añadió. Ante la gravedad del contenido del documento, dijo, pidió personalmente a Cerdán su dimisión y la renuncia a su escaño parlamentario.
Sánchez fue enfático al señalar que descarta por completo una convocatoria anticipada de elecciones: “No habrá elecciones hasta 2027. Esto no va de mí, ni del PSOE, ni de los diputados socialistas. Esto va de comportamientos individuales que deben ser rechazados sin ambigüedad”.
A pesar del revuelo político, el presidente del Gobierno defendió que no existen indicios de financiación ilegal del partido, pero anunció una auditoría externa para disipar cualquier sombra de duda: “No tenemos sospechas de que esos fondos hayan terminado en la estructura del PSOE, pero no vamos a escatimar en transparencia”.
La renuncia de Cerdán llega en medio de crecientes presiones desde dentro y fuera del Ejecutivo. Partidos como Podemos consideraron «insuficientes» las explicaciones del presidente y exigieron devolución del dinero y más dimisiones. El PNV se mostró sorprendido de que Sánchez diera por válidas las acusaciones sin esperar una sentencia judicial, mientras EH Bildu exigió «transparencia total». Desde la derecha, líderes como Jorge Azcón (PP) pidieron elecciones inmediatas y acusaron al presidente de estar «hasta el cuello de corrupción».
Sánchez, por su parte, asumió la responsabilidad política, pero descartó hacer cambios en su gabinete. “No podemos garantizar una política de corrupción cero, pero sí una tolerancia cero cuando se presenten hechos de esta naturaleza”, señaló.
El escándalo ha afectado también a gobiernos autonómicos como el de Navarra, donde Santos Cerdán tuvo un papel determinante en la investidura de María Chivite, según denunció UPN. “Chivite queda en una posición comprometida”, señaló la presidenta del partido, Cristina Ibarrola.
El caso ha provocado un terremoto político que aún está en desarrollo. Mientras tanto, Pedro Sánchez trata de contener los daños, reforzar el mensaje de transparencia y mantener la cohesión interna de su partido en uno de los momentos más delicados de su mandato.
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