En un hecho sin precedentes en Rusia, dos gerentes de un bar dirigido a la comunidad LGBTI+ han sido detenidos y acusados de “extremismo y terrorismo”. Diana Kamilianova, de 28 años, y Alexandre Klimov, de 21, enfrentan acusaciones severas que podrían resultar en penas de hasta 10 años de prisión.
La detención de Kamilianova y Klimov se produce en el marco de una legislación cada vez más restrictiva hacia las expresiones de la sexualidad y la identidad de género en Rusia. En 2022, un decreto firmado por el presidente Vladímir Putin clasificó las relaciones homosexuales como parte de las “ideas y valores destructivos para la sociedad rusa”, intensificando las medidas contra la comunidad LGBTI+.
La administradora del bar Pose y su director artístico fueron arrestados tras una redada policial en Oremburgo el pasado 9 de marzo, evento que fue documentado en video, mostrando a personas siendo obligadas a tumbarse en el suelo con las manos en la cabeza. Este incidente marca el primer caso penal de esta naturaleza en el país, según informes de la prensa local.
El Tribunal Supremo de Rusia, apenas unos meses antes, había prohibido el “movimiento internacional LGTB” por considerarlo “extremista”, argumentando que el movimiento incitaba a la discordia religiosa y social. Esta decisión ha sido vista como parte de una serie de acciones gubernamentales dirigidas a suprimir la visibilidad y los derechos de la comunidad LGBTI+ en Rusia.
La campaña contra el colectivo LGBTI+ comenzó con mayor notoriedad en 2013, cuando se aprobó una ley contra la «propaganda gay» con el objetivo declarado de proteger a los menores. Desde entonces, las políticas y acciones legales han ido en aumento, limitando severamente los espacios seguros y las expresiones públicas de la comunidad.
A pesar de las afirmaciones gubernamentales de que estas medidas no violan el derecho a la intimidad ni tienen consecuencias legales negativas, la comunidad internacional ha expresado su preocupación por el deterioro de los derechos humanos y las libertades en Rusia, especialmente para las personas LGBTI+.
El caso de Kamilianova y Klimov resalta la creciente hostilidad y las dificultades que enfrenta la comunidad LGBTI+ en Rusia, en un contexto de legislación restrictiva y acciones gubernamentales dirigidas a erradicar lo que consideran como influencias occidentales «destructivas».
