Sancti Spíritus, Cuba – Un robo de aceite industrial en el Central Melanio Hernández, en Tuinucú, ha puesto en riesgo la continuidad de la actual contienda azucarera, generando preocupación entre los trabajadores del sector y provocando la detención de varias personas implicadas en el hecho. El incidente, que pudo haber paralizado la molienda, resalta los problemas de seguridad y control en la industria azucarera en un momento crítico para la producción nacional.
El robo afectó el sistema de reductores que impulsa los molinos, un componente esencial para el procesamiento de la caña de azúcar. De haberse detenido la molienda, las consecuencias habrían sido significativas, tanto en términos económicos como en la distribución del azúcar destinado a la canasta básica y el consumo social. La rápida detección del delito evitó una afectación mayor, pero expuso la vulnerabilidad de los ingenios y la necesidad de reforzar la vigilancia en instalaciones clave para la economía.
Las autoridades locales han confirmado la detención de los presuntos responsables, quienes ahora enfrentan cargos por daños a la producción y afectaciones a una industria que ya enfrenta múltiples desafíos. En los últimos años, el sector azucarero ha experimentado una drástica reducción de su capacidad productiva debido a problemas estructurales, falta de inversión y dificultades en el mantenimiento de los ingenios. Este tipo de incidentes agrava aún más la situación, poniendo en evidencia las carencias materiales y la falta de recursos de una industria que en su momento fue el pilar de la economía cubana.
El robo de materiales estratégicos no es un fenómeno aislado. En un contexto marcado por escasez y dificultades económicas, la sustracción y comercialización ilegal de recursos industriales ha ido en aumento, afectando sectores clave como la energía, el transporte y la producción de bienes básicos. La falta de insumos y la dificultad para reponer equipos deteriorados hacen que cualquier sabotaje o hurto tenga un impacto mayor en la operatividad de las empresas estatales.
Mientras continúan las investigaciones y se procesan a los responsables, el central Melanio Hernández sigue operando con la urgencia de evitar interrupciones que comprometan aún más la ya debilitada producción azucarera. Lo sucedido en Tuinucú refleja un problema mayor que no se soluciona solo con arrestos: la necesidad de abordar con profundidad las causas que llevan a estos incidentes y las deficiencias que afectan el sistema productivo en su conjunto.