Personas descendiendo de autobús en aeropuerto José Martí

Restablecimiento de vuelos a la Isla de la Juventud: ¿un alivio o una solución parcial?

Tras meses de interrupción, Cubana de Aviación ha reanudado los vuelos entre La Habana y la Isla de la Juventud, con una frecuencia de dos veces por semana, los martes y jueves. Aunque esta noticia representa un respiro para los residentes de la isla, quienes en su mayoría necesitan viajar a la capital por motivos médicos u otras urgencias, también deja al descubierto las profundas deficiencias en el sistema de transporte cubano.

El trayecto, que dura aproximadamente 18 minutos y se realiza en aeronaves con capacidad para 50 pasajeros, tiene un precio de 300 CUP por cada tramo. Aunque el costo puede parecer asequible en un primer vistazo, para muchas familias representa un gasto significativo, considerando los bajos ingresos y el impacto de la crisis económica actual.

Si bien el Ministerio del Transporte y la Corporación de la Aviación Cubana han resaltado su «compromiso con el pueblo» y el esfuerzo por reanudar estos vuelos, el limitado número de frecuencias y la dependencia casi exclusiva de esta conexión aérea plantean serias limitaciones. La ausencia de opciones de transporte marítimo regulares y eficientes, junto con el deterioro de la infraestructura vial en el resto del país, agrava aún más las dificultades de movilidad para los ciudadanos.

Además, es imposible ignorar el contraste entre la limitada conectividad para los habitantes de la Isla de la Juventud y la falta de soluciones integrales para el transporte en general en Cuba. Mientras sectores críticos del transporte, como los trenes y los ómnibus nacionales, operan con enormes retrasos y cancelaciones, el restablecimiento de esta ruta aérea se percibe más como una medida aislada que como un verdadero avance en la política de transporte del país.

Las preguntas que surgen entre los ciudadanos son muchas: ¿por qué la frecuencia es tan reducida? ¿Qué garantías hay de que esta conexión se mantendrá estable? ¿Y qué pasa con los miles de cubanos en otras partes del país que enfrentan dificultades similares o peores para desplazarse?

El anuncio, aunque bien recibido en principio, también sirve como recordatorio de los desafíos estructurales que enfrenta el sistema de transporte en Cuba, marcados por la falta de planificación sostenible y recursos adecuados. Mientras no se aborden de manera integral las necesidades de movilidad del país, estas iniciativas puntuales seguirán siendo insuficientes para atender las demandas reales de la población.

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