Holguín / Granma — A varios días del devastador paso del huracán Melissa por el oriente cubano, la recuperación de la infraestructura básica avanza con notable lentitud. Las provincias más golpeadas, entre ellas Holguín y Granma, aún registran miles de usuarios sin servicio eléctrico, mientras las brigadas de la Unión Eléctrica continúan trabajando en el restablecimiento de las líneas dañadas y la sustitución de postes y transformadores destruidos por los vientos y las inundaciones.
En medio del panorama de destrucción, la ayuda internacional ha comenzado a llegar a las zonas más afectadas. En Guantánamo, se ha documentado la entrega de donaciones provenientes de países aliados, con insumos básicos como alimentos, agua potable, colchones y materiales de higiene. Este respaldo externo ha sido fundamental para aliviar, en parte, la crítica situación humanitaria en las comunidades más aisladas.
No obstante, el malestar social crece entre los damnificados. Diversos reportes de prensa independiente y publicaciones en redes sociales han visibilizado denuncias de familias que aseguran no haber recibido asistencia. Entre ellas, destacan hogares con niños pequeños, personas mayores y pacientes con enfermedades crónicas, como asma o diabetes, que alegan haber sido ignorados en la distribución de los recursos o en las visitas de evaluación de daños.
Las principales quejas se centran en la falta de transparencia en la gestión de la ayuda y en la lenta respuesta institucional ante la magnitud de la emergencia. Residentes de varias localidades piden una revisión más equitativa de los criterios de entrega y la aceleración en el suministro de materiales de construcción y alimentos para poder iniciar la reconstrucción de sus viviendas.
Mientras tanto, los esfuerzos de recuperación avanzan de forma desigual entre municipios, y las autoridades locales enfrentan el reto de garantizar que la asistencia llegue a quienes más la necesitan.
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