El atleta Yasmani Acosta, originario de Matanzas, Cuba, y representante de Chile desde 2016, será premiado por el gobierno chileno con un bono de 46.000 dólares en reconocimiento a su destacada actuación en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde se alzó con la medalla de plata en lucha grecorromana.
Acosta, de 36 años, enfrentó en la final olímpica a su compatriota y mentor, Mijaín López, en un emotivo combate que culminó con la obtención de la segunda posición. Este incentivo económico otorgado por Chile contrasta significativamente con las recompensas ofrecidas en Cuba, donde los premios materiales predominan; López, por ejemplo, fue obsequiado con un automóvil Mercedes Benz.
El proceso de Acosta para convertirse en un deportista destacado en Chile comenzó con su llegada al país en 2015 para participar en un campeonato panamericano. Posteriormente, en 2018, obtuvo la nacionalización chilena por gracia y desde entonces ha representado al país en múltiples competencias internacionales, destacándose en el equipo chileno y contribuyendo a su historial olímpico con esta medalla de plata, la número 15 para Chile y la tercera en deportes de combate.
Acosta ha compartido públicamente su gratitud hacia Chile por las oportunidades que ha recibido, destacando la emotividad de competir contra López, a quien considera un amigo y mentor. La decisión de Acosta de permanecer en Chile fue motivada por la búsqueda de mejores oportunidades deportivas, ante la limitada posibilidad de competir internacionalmente desde Cuba debido a la presencia de López en su misma categoría.
La vida de Acosta en Chile también incluyó desafíos iniciales, como trabajar como guardia de seguridad privado mientras se establecía como deportista. Su historia refleja no solo su éxito en el deporte, sino también su perseverancia y gratitud hacia un país que le ha ofrecido una nueva vida y carrera.