El ferry Perseverancia, encargado de la conexión marítima entre Nueva Gerona y Batabanó, reanudará sus operaciones el próximo sábado 30 de noviembre a las 07:00 horas, tras completarse el dragado de dos puntos críticos en el canal de acceso al puerto. Sin embargo, este reinicio pone en evidencia los desafíos estructurales y la precariedad del sistema de transporte en Cuba, que afecta tanto a los pasajeros como a la logística de carga en esta importante ruta.
La primera fase del dragado, ejecutada en un plazo de cinco días, permitió garantizar maniobras seguras para la embarcación, según informaron las autoridades de transporte. No obstante, las operaciones iniciales estarán limitadas al transporte exclusivo de pasajeros y su equipaje, dejando fuera las cargas rodantes esenciales para abastecer a la Isla de la Juventud. La naviera VIAMAR y sus asociados han prometido notificar oportunamente sobre la reanudación de este servicio crucial.
Un sistema de transporte que avanza con restricciones
La continuidad del dragado, que se extenderá a la dársena de maniobras y al resto del canal de acceso, evidencia las carencias de infraestructura que han obstaculizado la operación normal de este enlace marítimo. Aunque se anuncia la regularización de los viajes para la próxima semana, la frecuencia estará restringida, un recordatorio de las limitaciones que enfrenta el transporte en el país.
Estas restricciones subrayan la necesidad de soluciones sostenibles y duraderas en un sistema de transporte donde las interrupciones son frecuentes y las opciones de movilidad para los ciudadanos siguen siendo escasas. En este caso, los retrasos no solo afectan a los pasajeros, sino también a la cadena de suministro de la Isla de la Juventud, que depende en gran medida de esta conexión marítima para el envío de bienes esenciales.
Una necesidad de mejoras estructurales
El caso del ferry Perseverancia es un reflejo más amplio de los retos que enfrenta la infraestructura de transporte en Cuba. Los constantes problemas en la conectividad terrestre y marítima, agravados por la falta de mantenimiento y recursos, afectan la calidad de vida de los ciudadanos y el desarrollo económico de las regiones dependientes de estas rutas.
Aunque se reconoce el esfuerzo de las autoridades para retomar el servicio, la población necesita un sistema de transporte confiable, capaz de operar sin interrupciones constantes. Este incidente debería servir como un llamado de atención para priorizar inversiones en infraestructura y tecnología que permitan superar las limitaciones actuales.
Por ahora, los pasajeros deberán conformarse con un servicio limitado mientras el proyecto de dragado continúa. Las autoridades han prometido mantener informada a la población sobre las próximas frecuencias y horarios, pero la incertidumbre y las restricciones seguirán siendo parte del panorama del transporte en Cuba.