¿Qué fue primero: el huevo, la gallina… o el tarifón de Etecsa?

En medio de una crisis nacional donde escasean desde los huevos hasta la paciencia, los cubanos se enfrentan ahora a una nueva pesadilla cotidiana: el tarifón de Etecsa, ese fenómeno antinatural que aparece sin previo aviso, se lleva tus datos, tus nervios y tus ganas de vivir… y todo por el módico precio de una fortuna en CUP.

Y como si estuviéramos atrapados en un episodio caribeño de «La Dimensión Desconocida», vuelve la pregunta eterna pero con sabor criollo:
¿Qué fue primero?
¿El tarifón que dejó a medio país sin megas o la medida que nadie pidió?
¿La ministra diciendo que escuchan al pueblo o el pueblo gritando desde la zona sin cobertura?
¿El plan de datos o el estrés postraumático de intentar abrir una página sin que se consuma el saldo?

Tarifón sin compasión: el único huracán que llega puntual

Mientras las gallinas siguen en fuga hacia Nicaragua y los huevos son avistados más frecuentemente en Instagram que en las neveras, el tarifón de Etecsa ha barrido con la tranquilidad nacional, provocando un fenómeno nunca antes visto: la queja sincronizada.

Desde la facultad de Física hasta el punto de venta del barrio, el pueblo está más unido que nunca en una idea común:
“Con hambre se aguanta, con apagones se resiste, pero sin internet… eso sí que no”.

La indignación ha llegado a tales niveles que hasta la FEU de la Universidad de La Habana –que normalmente solo emite comunicados para felicitar cumpleaños institucionales– se pronunció. ¡Cinco facultades! Ni en los actos del 1ro de mayo hay tanta unanimidad.

Etecsa: la única empresa que te cobra por desconectarte

Con su nuevo sistema tarifario, Etecsa ha alcanzado un hito: convertir el acceso a internet en una ruleta rusa digital. Nadie sabe si al abrir una foto de WhatsApp desaparecerán 200 megas o si simplemente colapsará la red, el móvil y tus esperanzas.

La empresa dice que es “una actualización necesaria”, pero para el pueblo se traduce como:
—“Estamos probando hasta dónde puedes pagar por sufrir”.

Los que diseñaron el tarifón no serán afectados, por supuesto. Tienen acceso libre, salas climatizadas, recargas ilimitadas y probablemente ni sepan cuánto cuesta un giga. Mientras tanto, el cubano común tiene que escoger entre mandar un audio o guardar los megas para saber si hoy hay pan.

La solución no es dar más internet… es quitárselo

Y mientras Washington debate si regalarle WiFi al pueblo cubano, esta situación ha demostrado algo revelador:
la mejor estrategia política no es ponerle internet a Cuba, sino quitárselo completamente. Solo así se activa el gen de la protesta, solo así se rompen años de silencio con memes, indirectas y trending topics tropicales.

Porque el internet, como los huevos, cuando desaparece… desata el caos.

Epílogo con sabor a sarcasmo

No sabemos si fue primero el huevo o la gallina, pero lo que sí sabemos es que el tarifón de Etecsa vino después… para llevárselos a los dos.

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