El presidente ruso Vladimir Putin deberá realizar un extenso desvío de más de 5.000 kilómetros para asistir a la cumbre con Donald Trump en Budapest, debido al cierre del espacio aéreo europeo a las aeronaves rusas.
Una imagen divulgada en redes sociales —que muestra el mapa del trayecto alternativo— evidencia la complejidad del desplazamiento presidencial: el vuelo partiría de Moscú y, en lugar de sobrevolar Bielorrusia y Polonia, tendría que bordear el continente atravesando el Mar Caspio, Turquía y Grecia, para finalmente ingresar a Hungría por el sur. Este rodeo, que evita el espacio aéreo de la Unión Europea, incrementa significativamente el tiempo de vuelo y el consumo de combustible, obligando a la aeronave oficial rusa a realizar una maniobra inusual para llegar al corazón de Europa.
El veto aéreo a Rusia se mantiene desde 2022 como parte de las sanciones impuestas por la UE tras la invasión de Ucrania. Ningún avión civil o estatal ruso puede sobrevolar el territorio comunitario, lo que complica los desplazamientos internacionales de altos funcionarios del Kremlin.
Aun así, el gobierno de Viktor Orbán ha autorizado el ingreso directo de la comitiva rusa, reafirmando la posición de Hungría como puente político entre Moscú y Occidente. La reunión entre Putin y Trump, prevista para los próximos días, abordará temas como el conflicto ucraniano, la seguridad energética y el equilibrio estratégico global.
Analistas señalan que este viaje simboliza tanto el aislamiento diplomático de Rusia como la determinación del Kremlin de mantener su influencia internacional. La cumbre de Budapest se perfila así como un encuentro clave en un momento de intensas tensiones geopolíticas.
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