Washington/La Habana — El debate sobre la permanencia de la Ley de Ajuste Cubano (CAA, por sus siglas en inglés) ha vuelto a encenderse en medio de un clima migratorio más restrictivo bajo la administración de Donald Trump. Para miles de cubanos que llegaron recientemente a Estados Unidos, la posibilidad de perder esta herramienta legal genera incertidumbre y miedo.
Dayana, una enfermera cubana de 28 años que entró por la frontera de Laredo con la esperanza de rehacer su vida en Miami, lo resume con una frase: “Si quitan la ley, se acaba todo para nosotros”. Como ella, muchos migrantes se preguntan si el beneficio que durante casi seis décadas les permitió acceder a la residencia permanente corre hoy algún riesgo real.
Un beneficio único en la política migratoria estadounidense
La Ley de Ajuste Cubano fue aprobada en 1966 durante la presidencia de Lyndon B. Johnson, en el contexto de la Guerra Fría, para otorgar residencia legal a quienes escapaban de la isla. Permite que los cubanos —y sus cónyuges e hijos— soliciten la Green Card al cumplir un año y un día de presencia en EE.UU., sin necesidad de salir del país ni presentar declaración jurada de manutención.
Desde entonces, más de dos millones de cubanos se han beneficiado de esta legislación, lo que la convierte en una de las leyes migratorias más significativas para la diáspora.
Temores renovados bajo Trump
El endurecimiento migratorio de los últimos meses, que incluye aumento de deportaciones, redadas y hasta el uso de la Base Naval de Guantánamo como centro de detención temporal, ha avivado la preocupación de la comunidad. Miles de migrantes que llegaron a través del programa de parole humanitario (CHNV) o bajo reunificación familiar se preguntan si su futuro depende de la vigencia de esta norma.
Historias personales, como la de Lucrecia y Nardo —una pareja de Villa Clara que entró por el parole humanitario— o la de Javier, un joven de 19 años que cruzó desde Nicaragua y espera regularizarse, reflejan la tensión que atraviesan quienes ven en la ley su única vía de estabilidad.
Lo que dicen los abogados
Pese al clima de temor, especialistas en inmigración insisten en que el presidente no puede eliminar la Ley de Ajuste Cubano por decreto.
- Santiago A. Alpízar, abogado cubano radicado en Miami, señala que solo el Congreso puede derogarla: “La única condición prevista en la ley es que Cuba celebre elecciones libres y se liberen a los presos políticos. Mientras eso no ocurra, la norma seguirá en vigor”.
- Willy Allen, con más de 40 años de experiencia, fue aún más gráfico: “Hay más posibilidades de que aterricen marcianos que de que Trump elimine la Ley de Ajuste”.
- Eloy Viera, director de elTOQUE Jurídico, añade que el actual equilibrio en el Congreso, con escasa diferencia entre demócratas y republicanos, hace muy improbable un consenso para derogarla. Además, considera que los legisladores cubanoamericanos —todos republicanos— serían un muro de contención contra cualquier intento de cambio.
En 1996, la Ley Helms-Burton reforzó aún más la vigencia de la CAA al integrarla en un marco legislativo más amplio. Para los expertos, este blindaje la hace políticamente difícil de remover.
Críticas y debates dentro de la comunidad
El debate en torno a la Ley de Ajuste no es nuevo. Ha surgido en distintos momentos —desde la crisis del Mariel en 1980 hasta la política de “pies secos, pies mojados”, derogada por Barack Obama en 2017—, con críticas sobre su uso indebido por parte de quienes viajan de regreso a Cuba poco después de beneficiarse del ajuste.
Algunos sectores políticos en EE.UU. han planteado restringir su aplicación para evitar abusos, pero los intentos legislativos en el Congreso han fracasado reiteradamente.
¿Qué ocurre con las solicitudes actuales?
Según la abogada Rosaly Chaviano, los trámites siguen activos bajo los mismos requisitos, aunque ahora todos los solicitantes deben pasar por entrevistas presenciales, lo que ha ralentizado los procesos. La acumulación de casos y la falta de personal han generado demoras significativas.
Una ley más simbólica que nunca
Más allá de lo jurídico, la CAA sigue siendo un símbolo del drama migratorio cubano. Representa un privilegio frente a otras comunidades migrantes y, al mismo tiempo, un reconocimiento histórico a la condición de refugiados políticos que durante décadas se les ha otorgado a los cubanos.
Como apunta Viera, el debate recurrente sobre su eliminación cumple, en gran medida, un papel político: generar miedo e inseguridad entre los recién llegados. Sin embargo, especialistas coinciden en que la Ley de Ajuste Cubano no está en peligro inmediato.
Mientras tanto, para miles de migrantes que esperan resolver su estatus, esta norma sigue siendo su única esperanza de integración y futuro en Estados Unidos.
Con información del sitio web El Estornudo
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