LA HABANA, Cuba —
el gobierno cubano ha cancelado el desfile anual que se realiza en la Plaza de la Revolución de La Habana. Este año, las celebraciones se verán marcadamente reducidas, no solo por una severa crisis de combustible que afecta al país, sino también debido al creciente malestar de la población por la falta de alimentos y otros recursos esenciales.
«La situación actual nos obliga a priorizar la distribución de nuestros recursos limitados», declaró un funcionario del gobierno, reflejando una decisión que responde tanto a restricciones logísticas como a la palpable insatisfacción ciudadana. La crisis de combustible en Cuba, exacerbada por sanciones internacionales y desafíos económicos internos, ha resultado en severas restricciones de movilidad y ha afectado profundamente la vida cotidiana, incluyendo el transporte y la distribución de alimentos.
Yarelis, una trabajadora de La Habana, expresó su frustración: «Aunque se planeara el desfile, muchos de nosotros no querríamos participar. No hay combustible, comida, ni lo básico para vivir dignamente.» Esta sentencia captura el sentimiento de descontento que se extiende entre muchos cubanos, quienes enfrentan largas filas en estaciones de gasolina y escasez generalizada.
Ante la cancelación del gran desfile, las autoridades han sugerido que la jornada se conmemore de manera más introspectiva o mediante celebraciones locales que no requieran desplazamientos extensos. Sin embargo, esta propuesta ha sido recibida con escepticismo por algunos, que ven en la suspensión un reflejo de problemas más profundos en el tejido social y económico del país.
Miguel, un profesor en Santiago de Cuba, comentó sobre la situación: «El desfile siempre ha sido un momento para mostrar unidad, pero la realidad es que estamos más divididos y frustrados que nunca. Lo que necesitamos no son actos simbólicos, sino soluciones reales a las dificultades que enfrentamos cada día.»