A pesar de los esfuerzos anunciados por el Ministerio de Energía y Minas para restablecer el servicio eléctrico en varias provincias, la crisis energética en Cuba sigue afectando a miles de ciudadanos. La inestabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ha obligado a implementar soluciones de emergencia a través de microsistemas de generación distribuida, lo que deja en evidencia la fragilidad de la infraestructura energética del país.
Según la última actualización oficial, han logrado restablecer el servicio en algunas zonas como General Benítez, Banda Ecil, varios hospitales –incluidos el Infantil, Celia y Céspedes–, así como en circuitos provisionales y bombeos clave como los de Cayo Redondo. Además, el microsistema actualmente opera con 22 MW servidos, lo que permite abastecer a una parte de la población.
Sin embargo, estos avances son solo paliativos ante un problema estructural que persiste desde hace años y que mantiene a los ciudadanos en un ciclo constante de apagones y falta de garantías en el suministro eléctrico. La crisis del SEN ha empeorado en los últimos meses, con múltiples fallos en las termoeléctricas y una evidente falta de inversión en el mantenimiento de la red nacional.
Mientras el gobierno apela a soluciones temporales y a mensajes optimistas sobre la sincronización de unidades de generación, la realidad que enfrentan los cubanos es otra: noches a oscuras, afectaciones al transporte, interrupciones en hospitales y escuelas, y un panorama incierto sobre cuándo habrá una solución definitiva.