En un mensaje pastoral al pueblo cubano, la Conferencia de Obispos invita a construir un futuro con justicia, dignidad y libertad, exhortando a superar la tristeza y abrirse al diálogo y la transformación
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba ha emitido un mensaje dirigido a toda la nación, en el que invita al pueblo a no temer al cambio y a apostar por un camino renovado que haga posible transformaciones estructurales, sociales, económicas y políticas necesarias para el bienestar colectivo.
El documento, de tono sereno pero profundamente crítico, destaca que la esperanza no puede apagarse ante el sufrimiento cotidiano de muchos ciudadanos. Los obispos subrayan que Jesucristo Resucitado es la fuente de la esperanza cristiana, pero reconocen que es igualmente legítimo que cada ser humano aspire a vivir y trabajar en paz, desarrollarse plenamente y realizar sus sueños.
En palabras del mensaje:
“El horizonte de la esperanza se desdibuja y la tristeza se apodera de nuestros corazones”, aludiendo a la situación de los más pobres, los ancianos abandonados, las personas en situación de calle, quienes buscan alimento en los desechos, los padres que temen por el futuro de sus hijos, las personas atrapadas por las adicciones y quienes no se sienten libres para expresar sus convicciones.
Los obispos no señalan directamente a instituciones ni actores concretos, pero su mensaje plantea una mirada profunda sobre la realidad social del país, y un llamado al diálogo, a la responsabilidad y a la apertura.
“Con desesperanza y sin alegría no hay futuro para ningún pueblo”, afirman con contundencia en la parte final del mensaje, que ha sido recibido con atención por diversos sectores dentro y fuera del país.
La declaración también exhorta a la población a intensificar la oración por Cuba, como forma de sostener espiritualmente la búsqueda del bien común, y llama a dejar atrás resistencias, desconfianzas y temores que puedan obstaculizar la construcción de un proyecto nacional más incluyente y justo.
Concluyen recordando una frase que repiten como guía para el momento actual:
“No tengamos miedo de emprender nuevos caminos.”
Este llamado se inscribe en un contexto donde crecen las expresiones de malestar, incertidumbre y necesidad de cambio en diferentes niveles de la sociedad cubana, y donde las voces de referencia moral como la Iglesia continúan jugando un papel relevante en el debate público.
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