Las autoridades cubanas han anunciado la sincronización de dos nuevos parques solares fotovoltaicos al Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Las instalaciones, ubicadas en La Sabana, en la provincia de Granma, y en Remedios, Villa Clara, representan un esfuerzo por diversificar la matriz energética del país y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Sin embargo, aunque la integración de fuentes renovables es un paso en la dirección correcta, la crisis energética en la isla sigue siendo motivo de preocupación. La generación solar, aunque beneficiosa en términos ambientales y de soberanía energética, no es suficiente para paliar las constantes afectaciones que enfrenta la población debido a apagones prolongados y un SEN frágil, caracterizado por averías constantes y un déficit de generación que se ha convertido en la norma.
Expertos señalan que, si bien la ampliación del parque fotovoltaico es una medida necesaria, la falta de una infraestructura adecuada para el almacenamiento de energía limita su impacto real. La intermitencia de la generación solar implica que, sin sistemas de almacenamiento eficientes o una matriz energética más diversificada y estable, su contribución sigue siendo parcial y no soluciona el problema estructural del SEN.
Mientras tanto, los cubanos continúan lidiando con cortes de electricidad que afectan la vida cotidiana y la actividad económica. La situación ha generado frustración en la población, que ve con escepticismo estos anuncios oficiales, pues la realidad del día a día sigue marcada por la incertidumbre energética.
Aunque la incorporación de nuevas fuentes renovables es fundamental para el futuro energético del país, la urgencia de una estrategia integral que incluya inversión en mantenimiento, modernización de plantas termoeléctricas y diversificación real de la matriz energética sigue siendo una tarea pendiente para las autoridades. La pregunta sigue en el aire: ¿cuándo se traducirán estos avances en una mejoría tangible para los ciudadanos?