Inspectores estatales impusieron una multa de 6,000 pesos cubanos a una madre de tres niños en situación de vulnerabilidad en la comunidad de La Vallita, en Camagüey, por vender tisana de plantas medicinales desde su vivienda. La sanción se aplicó bajo el argumento de que la mujer no pudo justificar el origen del azúcar utilizada en la preparación de la bebida.
La afectada, quien prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias, explicó que su único ingreso fijo proviene de una ayuda social de 1,200 pesos mensuales, una cantidad insuficiente para cubrir las necesidades básicas de sus hijos. Según sus declaraciones, decidió vender la tisana como una alternativa para generar ingresos y poder alimentar a su familia en un contexto de extrema precariedad.
«Soy un caso social, recibo solo 1,200 pesos de ayuda y en estos campos hay muy poco trabajo. La trabajadora social me incluyó en un programa de empleo hace más de un año, pero nunca ha salido nada. Vivimos casi de la caridad humana y en condiciones deplorables, mientras la vida se vuelve cada vez más cara. Esto es un abuso.»
Los vecinos de la comunidad han manifestado su indignación ante la medida, señalando la aparente falta de equidad en la aplicación de las normativas. Según denuncian, a pocos metros de la casa de la sancionada opera una paladar que funciona sin aparentes restricciones ni sanciones, lo que ha generado malestar en la población.
Este caso pone en evidencia las dificultades económicas que enfrentan muchas familias en zonas rurales de Cuba, donde las oportunidades laborales son escasas y el costo de vida sigue en ascenso. Mientras tanto, la madre sancionada enfrenta ahora la difícil tarea de pagar una multa que equivale a varios meses de sus ingresos, agravando aún más su precaria situación.
