Un hecho poco común se registró en la provincia de Artemisa, donde una mujer cubana dio a luz a trillizos con apenas 34 semanas de gestación en el hospital general Ciro Redondo García. A pesar de tratarse de un embarazo de alto riesgo, tanto la madre como los recién nacidos se encuentran en buenas condiciones, según informaron los especialistas que atendieron el parto.
Los tres bebés, aunque prematuros, nacieron con pesos y tallas acordes a la edad gestacional, lo que representa un resultado positivo dentro de este tipo de embarazos. La madre estuvo bajo estricta vigilancia médica durante las semanas previas al nacimiento debido a los riesgos que conlleva la gestación de trillizos, que representan apenas el 1% de los embarazos múltiples atendidos en Cuba.
La directora provincial de Salud en Artemisa, Yanelis Amador Borrego, presentó el parto como un “logro” del sistema de salud cubano, atribuyéndolo al trabajo conjunto del Programa Materno Infantil. Sin embargo, este discurso contrasta con los recientes datos oficiales que muestran un deterioro del panorama sanitario en la Isla. En el primer semestre de 2025, la tasa de mortalidad infantil alcanzó 8,2 por cada 1.000 nacidos vivos, la cifra más alta en un cuarto de siglo.
Los embarazos múltiples de este tipo suelen estar asociados al uso de técnicas de reproducción asistida como la fertilización in vitro o la inducción de la ovulación. A nivel mundial, estudios realizados entre 2000 y 2010 indican que solo un 34% de los embarazos de trillizos son espontáneos, mientras que la mayoría se vincula a intervenciones médicas.
Más allá de la alegría por este nacimiento, el caso expone también las contradicciones del sistema de salud cubano, que por un lado celebra éxitos puntuales y, por otro, enfrenta graves limitaciones en recursos, personal y equipamiento. La crisis del sector se ve reflejada no solo en los indicadores de mortalidad, sino también en las dificultades cotidianas para garantizar insumos básicos en hospitales y policlínicos.
Este nacimiento se produce en medio de una profunda crisis demográfica. Cuba registró en 2024 la cifra más baja de nacimientos en más de seis décadas, con apenas 71.000 alumbramientos, en un contexto marcado por el envejecimiento poblacional y el éxodo masivo de jóvenes hacia el extranjero. Actualmente, la población total del país se calcula en menos de 9,7 millones de habitantes, lo que agrava los retos futuros para el desarrollo económico y social.
El nacimiento de estos trillizos, aunque una buena noticia en lo individual, no logra revertir la tendencia de declive demográfico ni las carencias estructurales del sistema de salud cubano.
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