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«Máximo Solar»: El Período de Mayor Actividad del Sol y Sus Efectos en la Tierra

Los recientes fenómenos de auroras boreales observados en diversas partes de Europa y Estados Unidos son solo un ejemplo de la creciente actividad solar. Los científicos indican que esta actividad se intensificará aún más ya que el Sol se aproxima a su «máximo solar», una fase de máxima actividad que ocurre cada 11 años.

Este ciclo, denominado el ciclo solar número 25 desde que se comenzó a registrar sistemáticamente en 1755, está mostrando ser más intenso de lo que los expertos habían anticipado inicialmente. Durante el máximo solar, los polos magnéticos del Sol se invierten, un proceso que genera manchas solares y expulsa material solar, creando un clima espacial más activo.

Una reciente tormenta geomagnética, la más fuerte desde 2003, ha sido un claro indicativo de este incremento en la actividad solar. Dicha tormenta fue causada por varias eyecciones de masa coronal que tardaron aproximadamente 18 horas en llegar a la Tierra e interactuar con nuestro campo magnético, que nos protege de la radiación solar intensa.

Los efectos de estas tormentas son amplios, impactando desde las comunicaciones por radio de alta frecuencia hasta sistemas más críticos como las redes eléctricas y el GPS. Por ejemplo, la tormenta reciente obligó a desviar un vuelo de San Francisco a París para evitar la intensa radiación sobre el Ártico y afectó la operatividad de tractores GPS en la agricultura.

Además de las luces espectaculares, las tormentas solares pueden provocar interrupciones significativas. Los sistemas de energía eléctrica son especialmente vulnerables a estas tormentas, ya que la corriente adicional puede fluir a través de los tendidos eléctricos y causar daños a los equipos. En respuesta a estos riesgos, algunas redes eléctricas han implementado medidas preventivas como la desconexión de ciertos circuitos y la provisión de generación de respaldo adicional.

El clima espacial extremo es considerado por muchos gobiernos como un riesgo mayor que otros desastres naturales, dado su potencial para interrumpir la tecnología de la que dependemos diariamente. El gobierno británico, por ejemplo, clasifica el clima espacial extremo como uno de los riesgos más altos en su registro nacional de riesgos, dada la posibilidad de que una tormenta solar extrema pueda causar cortes de energía prolongados y daños significativos.

A medida que el conocimiento del clima espacial mejora, también lo hace la capacidad de predecir y mitigar sus efectos. Pronosticadores monitorean constantemente la actividad solar para emitir alertas tempranas a los gobiernos y operadores de infraestructura crítica, lo que permite una preparación más efectiva y minimiza el impacto de estas tormentas solares. Con cada ciclo solar, aprendemos más sobre cómo protegernos de estos fenómenos potencialmente disruptivos.

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