El sábado pasado, alrededor de medio millar de manifestantes volvieron a tomar las calles de Tel Aviv para exigir al Gobierno de Israel un acuerdo que garantice la liberación de los rehenes. La protesta se concentró frente al cuartel general de las Fuerzas Armadas israelíes, en la calle Begin, y reunió a críticos del primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien acusan de prolongar el conflicto para evitar un alto el fuego y un acuerdo de liberación de rehenes por razones políticas.
A diferencia de convocatorias anteriores, la manifestación no contó con el respaldo oficial del Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos. Sin embargo, los asistentes continuaron expresando su descontento. Entre las pancartas se destacaban las de grupos de izquierda como Breaking The Silence, que denuncia abusos de derechos humanos cometidos por las fuerzas militares israelíes; Standing Together, un grupo socialista que promueve la convivencia entre israelíes y palestinos; y Women Wage Peace, una organización de mujeres israelo-palestinas.
«Si no hay acuerdo, vamos a quemar el país entero. Esta es la última oportunidad», fue uno de los cánticos principales de los manifestantes, quienes consideran que Netanyahu y su gobierno han postergado innecesariamente las negociaciones.
Einav Zangauker, madre de Matan Zangauker, uno de los rehenes, también se dirigió al primer ministro preguntándole: «¿Qué más hay que hacer en Gaza?» refiriéndose a la reciente muerte del líder de Hamás, Yahya Sinwar, anunciada por el Ejército israelí. Según Zangauker, «el objetivo de la guerra era crear las condiciones para la vuelta de los rehenes, y eso ya se ha logrado. Solo un acuerdo puede traerlos de vuelta».
En la misma línea, Yair Lapid, líder de la oposición y del partido centrista Yesh Atid, abogó por un «acuerdo integral» para la liberación de los rehenes. En un mensaje proyectado durante la concentración, Lapid señaló que la muerte de Sinwar no puede ser el final del tema de los rehenes, sino el comienzo de una nueva oportunidad para liberarlos.
Lapid propuso que el gobierno israelí debería ofrecer incentivos, como sumas de dinero y salvoconductos, para aquellos que ayuden a entregar a los rehenes, con el fin de lograr un acuerdo en una sola fase para garantizar su retorno.
Las protestas, que habían sido constantes los sábados desde hace meses, se pausaron temporalmente a finales de septiembre debido a las restricciones impuestas por el Frente Interior de las Fuerzas Armadas ante el aumento de los enfrentamientos en Líbano, pero se han retomado con fuerza en las últimas semanas.