El régimen de Nicolás Maduro ha emitido un comunicado en respuesta a la incautación de su avión oficial por parte de las autoridades estadounidenses en República Dominicana. La aeronave, utilizada habitualmente por el mandatario venezolano, fue confiscada el pasado lunes 2 de septiembre, en el marco de las sanciones que Estados Unidos ha impuesto sobre Venezuela.
La Cancillería de Venezuela, en su comunicado, rechazó enérgicamente la acción de Estados Unidos, calificándola de «criminal e ilegal», y acusó a Washington de realizar actos de «piratería». Según reporta el comunicado, las autoridades venezolanas consideran que este hecho demuestra que «ningún gobierno está a salvo de acciones ilegales que desconocen el derecho internacional». Además, señalaron que Estados Unidos utiliza su poder económico y militar para coaccionar a otros países, como en este caso a la República Dominicana, a participar en lo que describen como «actos delincuenciales».
El régimen venezolano ha manifestado que se reserva el derecho de tomar acciones legales para «reparar» el daño causado por la incautación de la aeronave, que se estima tiene un valor de 13 millones de dólares. En su comunicado, afirmaron que la confiscación del avión es un intento por parte de Estados Unidos de imponer «la ley del más fuerte» en las relaciones internacionales.
La incautación del avión se produjo tras meses de tensiones entre Venezuela y República Dominicana, país con el que Maduro rompió relaciones diplomáticas tras las elecciones presidenciales. En imágenes que circulan por redes sociales, se puede ver a oficiales estadounidenses retirando cajas con evidencias del interior de la aeronave, lo que sugiere una operación coordinada y de gran envergadura.
Un funcionario estadounidense declaró a CNN que la incautación del avión de un jefe de Estado extranjero es algo inusual en asuntos penales, pero subrayó que la acción envía un «mensaje claro» de que «nadie está por encima de la ley, ni fuera del alcance de las sanciones estadounidenses».
Este incidente marca un nuevo capítulo en las tensas relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, con implicaciones que podrían ir más allá del ámbito diplomático, afectando la estabilidad y las operaciones del régimen de Maduro en el escenario internacional.
