La escasez de efectivo en los bancos de La Habana y otras regiones de Cuba está generando caos y desesperación entre la población. En la capital, las largas filas para retirar salarios se han convertido en una escena cotidiana, marcada por discusiones, empujones y desmayos. La situación es aún más grave en las provincias, donde los servicios bancarios son más limitados y las esperas se extienden por horas, incluso días.
Los interminables apagones que afectan al país han empeorado la crisis, interrumpiendo frecuentemente las operaciones bancarias y dejando a los usuarios en un limbo mientras intentan acceder a sus salarios. “Entre la falta de dinero y la corriente que se va a cada rato, esto es insoportable. Nos dejan sin opciones”, expresó una mujer que llevaba más de cinco horas esperando en una sucursal bancaria en Santiago de Cuba.
En algunos bancos, las autoridades han impuesto límites en los montos de retiro, argumentando la necesidad de repartir el efectivo disponible entre el mayor número de personas posible. Sin embargo, estas medidas han incrementado la frustración, especialmente en las provincias, donde el acceso al transporte para llegar a las sucursales representa otro obstáculo añadido para la población.
La falta de dinero en efectivo no es el único problema. En muchas zonas rurales, las personas dependen de los bancos para recibir remesas o cobrar pensiones, pero los frecuentes cortes de electricidad afectan tanto a los sistemas electrónicos como a la disponibilidad de cajeros automáticos. Esto ha llevado a una acumulación de usuarios y a un aumento de las tensiones en los locales bancarios.
Los ciudadanos expresan su indignación ante la ausencia de soluciones concretas. “Esto no tiene arreglo a corto plazo. Aquí no hay dinero, no hay corriente y no hay respuestas. Estamos abandonados”, comentó un residente de Camagüey mientras esperaba en una fila interminable.
Mientras la crisis se intensifica, no se han ofrecido explicaciones oficiales claras sobre las causas específicas de la falta de efectivo ni sobre las medidas que se tomarán para aliviar la situación. El malestar social crece, evidenciando una crisis económica que no solo afecta los bolsillos, sino también la dignidad y la calidad de vida de los cubanos.