Teherán ha elevado su tono diplomático al exigir al secretario general de la ONU, António Guterres, una condena inequívoca contra Estados Unidos por los recientes ataques lanzados contra sus instalaciones nucleares. En una carta enviada antes de la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU celebrada este domingo, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, calificó la ofensiva estadounidense como un “acto criminal” y advirtió que la inacción del Consejo podría agravar aún más la crisis regional y socavar la seguridad global.
«Se espera que el Consejo de Seguridad emita una condena clara, firme e inequívoca a Estados Unidos como miembro permanente», expresó Araghchi. «El mundo está observando», añadió, en un contexto de máxima tensión diplomática tras los bombardeos sobre complejos clave del programa nuclear iraní.
Según han informado diversos medios iraníes, Teherán sopesa ahora medidas de represalia que incluyen la posibilidad de cerrar el estrecho de Ormuz, una vía marítima estratégica para el comercio global de petróleo. En paralelo, se especula que el régimen iraní habría descartado reanudar cualquier tipo de negociación con Estados Unidos, tras considerar que los ataques suponen una ruptura definitiva del marco diplomático vigente.
Por su parte, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó este domingo que las instalaciones nucleares de Isfahán, Fordo y Natanz fueron alcanzadas por los misiles estadounidenses. En particular, el director general del organismo, Rafael Mariano Grossi, informó que en Isfahán se han registrado «amplios daños«, incluidos impactos sobre edificios que contenían material nuclear y entradas a túneles subterráneos.
«Basándonos en el análisis de la información disponible, hemos concluido que los últimos ataques han dañado severamente varias estructuras del complejo de Isfahán», indicó Grossi. También se ha verificado que Fordo, una planta fortificada construida dentro de una montaña, recibió un impacto directo, aunque el OIEA aclara que por el momento no es posible evaluar la magnitud exacta de los daños, debido a su ubicación subterránea.
En cuanto a Natanz, una instalación que ya había sufrido múltiples sabotajes, se confirmó que ha sido atacada nuevamente con munición de alta penetración. A pesar de la intensidad de los bombardeos, las autoridades iraníes han asegurado al OIEA que no se ha detectado incremento en los niveles de radiación tras los impactos.
Grossi ha reiterado su llamado urgente a reanudar la vía diplomática y a poner fin inmediato a las hostilidades, enfatizando que la seguridad nuclear no puede mantenerse en un entorno de conflicto abierto. “Tenemos que trabajar por la paz”, concluyó, en referencia a las más de 400 toneladas de uranio altamente enriquecido que Irán acumula actualmente y que requieren supervisión internacional.
El Consejo de Seguridad de la ONU, que celebró este domingo una reunión extraordinaria a puerta cerrada, enfrenta ahora la difícil tarea de responder a un incidente que eleva el riesgo de un conflicto abierto en Medio Oriente y que pone a prueba tanto el orden internacional como la credibilidad de sus mecanismos de seguridad colectiva.
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