Una publicación de la Dirección Provincial de Salud de Santiago de Cuba, que pretendía mostrar un gesto solidario hacia el Hogar de Ancianos América Labadí, terminó generando una oleada de críticas e indignación entre ciudadanos dentro y fuera de la isla. Las imágenes compartidas en redes sociales muestran a varios hombres arrastrando trozos de carne cruda por el suelo, sin ninguna medida sanitaria y en un entorno claramente inapropiado para el manejo de alimentos destinados a personas vulnerables.
Según la institución, se trataba de una “acción altruista y ennoblecedora” en apoyo al centro geriátrico. Sin embargo, las fotografías —publicadas por la propia Dirección Provincial de Salud— evidencian pisos sucios, ausencia de superficies higiénicas y productos apilados sin refrigeración visible. Un contraste que ha encendido el debate sobre las condiciones en que se manipulan los alimentos entregados a los ancianos.
El hecho también ha reavivado cuestionamientos profundos sobre la responsabilidad estatal en la atención a los adultos mayores. La manipulación antihigiénica de los alimentos no solo genera rechazo por su falta elemental de cuidado: expone una realidad dolorosa sobre el deterioro de los servicios sociales y la precariedad de los recursos destinados a una población que dedicó décadas de trabajo al país.
Más allá de la intención solidaria, las imágenes muestran un nivel de abandono que contrasta con la dignidad que debería caracterizar el cuidado de los ancianos cubanos. Para muchos ciudadanos, este episodio no solo refleja falta de higiene, sino la normalización de prácticas improvisadas que ponen en riesgo la salud de los más vulnerables y evidencian la incapacidad del sistema para garantizar necesidades básicas sin depender de aportes externos.
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