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Hezbolá confirma la muerte de su líder Hasán Nasralá y promete continuar la «yihad» contra Israel

El partido-milicia chií libanés Hezbolá ha confirmado este sábado la muerte de su secretario general, Hasán Nasralá, y ha prometido seguir con la «yihad» contra Israel, reafirmando su compromiso con la causa palestina. Según reporta Europa Press, el grupo emitió un comunicado a través de su canal oficial, Al Manar, en el que describe a Nasralá como un «gran mártir» que ahora se une a la «caravana de mártires de Kerbala», una referencia simbólica profundamente arraigada en la tradición chií.

Nasralá, quien lideraba Hezbolá desde 1992, es una de las figuras más influyentes del movimiento chií en el mundo árabe, conocido por su oposición frontal a Israel y su respaldo a la causa palestina. Bajo su mando, Hezbolá se consolidó como una fuerza política y militar en el Líbano, extendiendo su influencia en la región. Durante su liderazgo, Hezbolá fue clave en la retirada israelí del sur de Líbano en el año 2000 y la resistencia durante la guerra de 2006, en la que el grupo se enfrentó a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en un conflicto que duró 34 días.

El legado de Nasralá

Hezbolá, en su comunicado, destacó que el liderazgo de Nasralá llevó al grupo de victoria en victoria, en referencia a las dos grandes confrontaciones con Israel. En 2000, las fuerzas israelíes se retiraron del sur de Líbano tras casi dos décadas de ocupación, y en 2006, Hezbolá resistió una ofensiva masiva de Israel en lo que muchos consideran una victoria política y simbólica para el grupo, aunque el conflicto devastó gran parte del Líbano.

Bajo Nasralá, Hezbolá también expandió su rol militar fuera de las fronteras libanesas, particularmente en la guerra civil siria, donde luchó al lado del régimen del presidente Bashar al-Assad. Esto le permitió a la milicia consolidar una alianza más fuerte con Irán, su principal patrocinador, y jugar un papel determinante en el equilibrio de poder en Oriente Medio.

Continuación de la lucha

Tras la confirmación de la muerte de Nasralá, Hezbolá reiteró que su «yihad» contra Israel continuará. El término «yihad» en este contexto se refiere a la lucha armada del grupo contra Israel y en defensa de Palestina. El comunicado también subrayó que el grupo continuará su defensa de Líbano frente a lo que consideran las agresiones israelíes.

En el mismo comunicado, Hezbolá manifestó que dará más detalles sobre la sucesión de Nasralá en los próximos días, lo que plantea interrogantes sobre el futuro liderazgo del grupo y su rumbo político-militar. Si bien no se han confirmado aún detalles sobre posibles sucesores, figuras como Naim Qassem, el actual número dos del grupo, podrían asumir el mando en medio de una creciente tensión en la región.

Contexto de los bombardeos israelíes

Las Fuerzas Armadas de Israel han confirmado que Nasralá murió durante los bombardeos que se llevaron a cabo en la tarde y noche del viernes en los suburbios del sur de Beirut, una zona que ha sido durante años un bastión de Hezbolá. Según fuentes israelíes, los ataques formaban parte de una ofensiva más amplia contra infraestructuras y posiciones de Hezbolá en Líbano, en respuesta a los ataques con cohetes y las acciones militares del grupo desde territorio libanés.

Israel ha señalado que en las últimas horas ha atacado al menos 140 «objetivos terroristas» en Líbano, intensificando así las hostilidades en la región. La escalada de violencia ha encendido las alarmas internacionales, ya que podría derivar en una guerra a gran escala entre Hezbolá e Israel, similar a la de 2006, pero en un contexto mucho más volátil dada la situación en Siria y las tensiones en la región.

Reacciones internacionales

La muerte de Nasralá y la promesa de continuar la «yihad» ha generado reacciones mixtas en la comunidad internacional. Algunos países han expresado su preocupación por la creciente tensión entre Israel y Hezbolá, temiendo que esto pueda desestabilizar aún más el ya frágil equilibrio en Oriente Medio. Las Naciones Unidas y diversas organizaciones internacionales han llamado a la moderación, instando a ambas partes a evitar una escalada de la violencia.

Por su parte, Israel ha reiterado su postura de autodefensa frente a lo que considera una amenaza existencial por parte de Hezbolá, grupo al que clasifica como una organización terrorista. En cambio, Hezbolá sigue contando con el apoyo de Irán y varios grupos chiíes en la región, que ven en su lucha contra Israel una causa legítima y heroica.

Con la muerte de Nasralá, la situación en Líbano se vuelve aún más incierta, ya que el país enfrenta una crisis económica sin precedentes y una inestabilidad política profunda, en la que Hezbolá juega un rol determinante como una de las principales fuerzas políticas.

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