La crisis de abasto de agua en Camagüey ha llegado a un punto insostenible. Desde hace más de cinco años, varias comunidades camagüeyanas han sufrido un deterioro creciente en el suministro de agua, pero la situación ha empeorado considerablemente en los últimos meses. A pesar de las promesas y esfuerzos puntuales de las autoridades locales, el problema persiste, afectando gravemente la vida diaria de la población y generando un creciente descontento.
Uno de los sectores más afectados es la Avenida de la Caridad, donde los vecinos pueden estar hasta 30 días consecutivos sin una sola gota de agua. «No podemos seguir viviendo así», comentó una vecina visiblemente afectada. «Tenemos que hacer malabares para conseguir agua y ni siquiera para las necesidades básicas». Esta situación ha llevado a que algunas familias, incapaces de mantener condiciones mínimas de higiene, hayan dejado de enviar a sus hijos a la escuela. «No es posible que los niños vayan a clases sin bañarse, sin tener agua para beber o siquiera para lavarse las manos», manifestó un padre preocupado.
El colapso del suministro de agua en estos barrios ha generado que muchas personas pasen noches enteras en vela esperando la llegada de una pipa, que en muchas ocasiones no alcanza para cubrir las necesidades de todos. Mientras tanto, otros sectores de la ciudad reciben el servicio de forma irregular y deficiente.
«El problema no es nuevo», señala una residente de la zona. «Llevamos más de cinco años así, pero cada año es peor. Las soluciones que nos prometen no llegan, y no podemos seguir esperando mientras nuestras condiciones de vida se deterioran».
La falta de agua no solo está impactando la higiene y la salud de la población, sino que también está afectando el desarrollo de las actividades productivas y sociales de la región. Pequeños comercios, restaurantes y otros servicios se ven forzados a limitar su funcionamiento, lo que agrava la situación económica de muchas familias camagüeyanas.
El descontento ha llevado a que las quejas de la población se multipliquen, exigiendo una solución definitiva a un problema que ha sido ignorado durante demasiado tiempo. «No podemos seguir dependiendo de la buena suerte para tener agua. Es un derecho básico», concluyó un joven que, como muchos otros, teme que la situación se vuelva aún más crítica si no se toman medidas urgentes.
La situación en Camagüey es un reflejo de la crisis de infraestructura que afecta a muchas provincias cubanas, donde los servicios básicos parecen desmoronarse sin una solución a la vista. Mientras tanto, miles de camagüeyanos siguen luchando día a día por un recurso tan esencial como el agua, sin recibir respuestas claras de las autoridades.