El Consejo Presidencial de Transición de Haití ha designado al médico Garry Conille como primer ministro interino, en un esfuerzo por estabilizar el país, que enfrenta un grave aumento de la violencia y una profunda crisis humanitaria. Conille, quien ya ocupó este cargo brevemente entre 2011 y 2012, asume la responsabilidad en un momento crítico para Haití.
El nombramiento de Conille llega tras la renuncia de Ariel Henry en marzo, en un contexto marcado por la creciente violencia de las pandillas que han tomado control de gran parte de Puerto Príncipe. Según estimaciones recientes, el 80% de la capital haitiana está bajo el dominio de estos grupos criminales, responsables de asesinatos, secuestros, violaciones y saqueos.
El país no solo sufre por la violencia, sino también por una aguda escasez de alimentos, medicamentos y bienes básicos, complicaciones que han llevado al sistema de salud al borde del colapso. Unicef ha alertado recientemente sobre las consecuencias devastadoras de esta situación, incluyendo epidemias peligrosas y desnutrición creciente.
En este contexto, Haití espera la llegada de un contingente internacional liderado por Kenia, cuyo despliegue ha sido pospuesto recientemente. Esta fuerza multinacional, apoyada por la ONU y con asistencia logística de Estados Unidos, tiene el objetivo de apoyar a la policía haitiana en su lucha contra las pandillas y restablecer la seguridad en el país.
Durante una reciente audiencia parlamentaria en Estados Unidos, el secretario de Estado, Antony Blinken, describió a Haití como un país «al borde de convertirse en un Estado fallido». Blinken enfatizó la urgencia de la situación y la necesidad de la intervención internacional para desmantelar las pandillas y ayudar a Haití a recuperar el control.
El Consejo Presidencial de Transición, establecido en abril, enfrenta desafíos significativos, incluyendo luchas internas de poder, mientras intenta dirigir al país hacia una estabilidad más duradera. La designación de Conille es vista como un paso crucial en estos esfuerzos, aunque la tarea que tiene por delante es formidable. La comunidad internacional sigue con atención los desarrollos en Haití, esperando que este cambio de liderazgo pueda marcar el comienzo de una nueva etapa hacia la recuperación y paz.