Francia anunció este lunes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el reconocimiento oficial de un Estado palestino, una decisión que ha generado una fuerte reacción por parte del gobierno israelí, que considera que este paso puede poner en riesgo su seguridad nacional y otorgar legitimidad al terrorismo.
El presidente francés Emmanuel Macron defendió la medida durante una cumbre sobre la solución de dos Estados en Nueva York, afirmando que era la “única vía” para alcanzar una paz duradera. Sin embargo, para Israel este reconocimiento ignora los ataques y amenazas persistentes de Hamas, un grupo armado que ha dejado miles de víctimas civiles israelíes y que sigue rechazando la existencia del Estado judío.
Según CNN, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu reiteró que su país luchará “en todos los foros internacionales contra esta propaganda calumniosa” y advirtió que aceptar un Estado palestino en estas condiciones “constituiría un premio absurdo para el terrorismo”. También subrayó que Israel no permitirá que se ponga en riesgo su derecho a existir en seguridad.
El anuncio de Francia se suma a decisiones similares adoptadas en los últimos días por el Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal, lo que amplía el reconocimiento simbólico al pueblo palestino, aunque carece de efectos prácticos mientras Estados Unidos, principal aliado de Israel, mantenga su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
En Jerusalén, voces dentro del gabinete, como la del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, señalaron que el reconocimiento europeo debería ser respondido con medidas firmes, incluida la aplicación de soberanía israelí en Judea y Samaria (nombre bíblico de la Ribera Occidental).
Para Israel, estas iniciativas diplomáticas son vistas como un intento de presionar políticamente al Estado judío sin abordar la raíz del conflicto: la negativa de Hamas y otros grupos armados palestinos a reconocer su derecho a existir y a cesar los ataques contra su población civil.
Mientras tanto, Estados Unidos se mantiene como el único miembro permanente del Consejo de Seguridad que rechaza el reconocimiento, alineado con su política de apoyo a Israel. Washington considera que cualquier avance hacia la solución de dos Estados debe partir de negociaciones directas y no de resoluciones unilaterales que, en la práctica, podrían perpetuar la violencia en lugar de detenerla.
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