María Branyas Morera, reconocida como la persona más longeva del mundo hasta su fallecimiento, murió pacíficamente mientras dormía a la edad de 117 años y 168 días, según informó su familia. La supercentenaria vivió en la residencia Santa María del Tura en Olot, España, durante las últimas dos décadas de su vida.
El deceso de Branyas se produjo a primeras horas de la mañana del lunes, dejando atrás una vida marcada por su excepcional longevidad y una historia personal que atravesó un siglo de cambios históricos. Nacida en San Francisco, Estados Unidos, el 4 de marzo de 1907, María fue hija de un periodista de Pamplona y vivió en diversas partes del mundo antes de establecerse en Cataluña, España.
A lo largo de su vida, María experimentó eventos significativos, incluida la pandemia de Covid-19, la cual sobrevivió a los 113 años. A pesar de perder gradualmente la visión, el oído y la memoria, su espíritu permaneció indomable hasta el final. Según su hija Rosa Moret, María no padeció enfermedades graves, lo que contribuyó significativamente a su longevidad.
La familia compartió las últimas palabras de María a través de la red social X, donde expresó su aceptación pacífica de la muerte y su deseo de no causar tristeza a sus seres queridos. Su vida y su muerte reflejan la dignidad y la serenidad con la que enfrentó el paso del tiempo.
María Branyas deja tras de sí un legado de resistencia y vitalidad. Según el Grupo de Investigación Gerontológica, aunque María fue una de las personas más longevas verificadas, el récord de longevidad sigue en manos de la francesa Jeanne Calment, quien vivió hasta los 122 años y 164 días. Actualmente, la persona más longeva verificada es una japonesa, Tomiko Itooka, de 116 años.
La vida de María Branyas y su pacífico final resuenan como un testimonio de la capacidad humana para vivir a través de las épocas, y su historia continuará inspirando a futuras generaciones que buscan entender los misterios de la longevidad.
