La historia de la fotografía tiene sus raíces en el descubrimiento de dos principios fundamentales: la proyección de imágenes mediante la cámara oscura y la sensibilidad de ciertas sustancias a la luz. A pesar de que la cámara oscura ya era conocida desde la antigüedad, no existían intentos documentados de capturar imágenes de manera permanente hasta el siglo XVIII.
Los primeros experimentos con materiales fotosensibles
En 1717, el científico alemán Johann Heinrich Schulze realizó un descubrimiento crucial al notar que una suspensión de sales de plata reaccionaba a la luz. Sin embargo, sus experimentos no estaban dirigidos a la fotografía tal como la conocemos hoy. Más adelante, alrededor del año 1800, el británico Thomas Wedgwood hizo el primer intento documentado de capturar imágenes con una cámara utilizando papel tratado con sales de plata. Aunque logró obtener fotogramas detallados, no encontró una manera de fijar las imágenes de forma permanente.
La primera fotografía permanente
El avance más significativo ocurrió en 1826 o 1827, cuando el inventor francés Nicéphore Niépce logró capturar la primera imagen permanente conocida, titulada Vista desde la ventana en Le Gras. Este proceso requería una exposición de al menos ocho horas y producía imágenes de baja calidad, pero representó un hito en la historia de la fotografía.
El daguerrotipo y la difusión de la fotografía
Niépce colaboró con Louis Daguerre, quien mejoró el proceso y en 1839 presentó el daguerrotipo, el primer método fotográfico comercialmente viable. Este sistema reducía el tiempo de exposición a unos pocos minutos y producía imágenes nítidas en placas de cobre recubiertas de plata.
El 2 de agosto de 1839, Daguerre presentó su invento en la Cámara de los Lores en París, y el 19 de agosto, la Academia de Ciencias y la Academia de Bellas Artes hicieron públicos los detalles técnicos del proceso. En reconocimiento a su contribución, el gobierno francés otorgó a Daguerre y a los herederos de Niépce una pensión vitalicia a cambio de ceder la invención al dominio público.
Mientras tanto, en Inglaterra, William Henry Fox Talbot desarrollaba el calotipo, un proceso basado en negativos de papel que permitía hacer múltiples copias de una imagen. Aunque el daguerrotipo tuvo mayor éxito inicial, el calotipo sentó las bases de la fotografía moderna al introducir el concepto de negativo-positivo.
Innovaciones que transformaron la fotografía
A partir de la década de 1850, el proceso de colodión húmedo, que utilizaba placas de vidrio, combinó la calidad del daguerrotipo con la reproducibilidad del calotipo, convirtiéndose en la técnica dominante durante varias décadas. Posteriormente, la invención de la película en rollo, popularizada por Kodak a finales del siglo XIX, permitió que la fotografía fuera accesible para el público general.
En el siglo XX, la fotografía en color se hizo más accesible con la introducción de películas como Kodachrome en la década de 1930. Con el tiempo, los avances tecnológicos facilitaron el uso de cámaras cada vez más compactas y versátiles.
La revolución digital
La mayor transformación en la fotografía ocurrió con la llegada de las cámaras digitales en la década de 1990. Estos dispositivos, basados en sensores electrónicos en lugar de películas fotoquímicas, revolucionaron la forma en que se capturan, almacenan y comparten las imágenes. Durante la primera década del siglo XXI, la fotografía digital desplazó por completo a la analógica, gracias a la mejora en la calidad de imagen y la reducción de costos.
Con la integración de cámaras en teléfonos móviles y el auge de las redes sociales, la fotografía se ha convertido en una actividad cotidiana a nivel mundial. La posibilidad de capturar y compartir imágenes al instante ha cambiado la manera en que las personas documentan y comunican sus experiencias, consolidando a la fotografía como una herramienta esencial en la vida moderna.