Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos abatieron este viernes a un alto mando del Estado Islámico (ISIS) durante una operación terrestre en Siria, acción que también resultó en la muerte de dos hijos adultos del mismo líder, ambos considerados miembros activos del grupo extremista. La información fue confirmada por el Comando Central de EE.UU. (CENTCOM) mediante un comunicado oficial.
El objetivo principal, identificado como Dhiya’ Zawba Muslih al-Hardani, fue localizado y neutralizado junto con sus hijos, Abdallah Dhiya al-Hardani y Abd al-Rahman Dhiya Zawba al-Hardani, en una operación ejecutada en un enclave del interior sirio. Según el reporte, los tres “representaban una amenaza directa para las fuerzas estadounidenses y de la coalición, así como para el nuevo Gobierno sirio”. Durante la intervención, tres mujeres y tres niños presentes en el lugar no sufrieron daños.
Este tipo de incursión terrestre por parte de tropas estadounidenses es menos frecuente en comparación con los habituales ataques aéreos o misiones en colaboración con milicias locales. No obstante, la acción reafirma la intención de Washington de mantener su capacidad operativa en zonas sensibles del noreste sirio, incluso en un contexto de reducción progresiva del contingente militar desplegado en la región.
En palabras del general Erik Kurilla, comandante de CENTCOM: “Seguiremos persiguiendo a los terroristas de ISIS dondequiera que operen. No están seguros ni donde duermen, ni donde se esconden”.
Desde principios de año, el ejército estadounidense ha intensificado sus operaciones contra remanentes del grupo yihadista, tanto en Siria como en Irak, en coordinación con fuerzas aliadas. En mayo, se realizaron seis operaciones conjuntas, mientras que en marzo un ataque aéreo de precisión eliminó al emir del llamado Comité Delegado de ISIS, Abdallah Makki Muslih al-Rifai.
El anuncio de esta operación coincide con recientes decisiones estratégicas del gobierno de Donald Trump, incluyendo el inicio del retiro parcial de tropas estadounidenses en Siria, una medida que el Pentágono ha justificado como señal de “avances significativos en la degradación de las capacidades operativas del Estado Islámico”.
Asimismo, la ofensiva militar ocurre semanas después de que Washington levantara formalmente las sanciones impuestas sobre Siria y retirara la designación de organización terrorista extranjera al grupo Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), lo que ha generado tanto críticas como expectativas sobre el rumbo de la política exterior estadounidense en Medio Oriente.
Aunque el operativo representa un golpe simbólico para ISIS, la amenaza del extremismo armado en la región persiste, en un escenario cada vez más marcado por alianzas cambiantes y la redefinición de intereses estratégicos entre actores regionales y potencias globales.
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