Según reporta Europa Press, España se encuentra temporalmente sin un embajador especial para el Sahel, una región considerada prioritaria para la seguridad y estabilidad nacional. Este vacío diplomático se produce tras el nombramiento de Antonio Sánchez-Benedito como embajador en Irán el pasado 14 de mayo, quien hasta entonces desempeñaba el cargo en el Sahel.
La responsabilidad de nombrar un sucesor recae en el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y se espera que la designación se realice pronto, aunque no se ha confirmado una fecha específica. Las fuentes diplomáticas consultadas han subrayado que, aunque generalmente se nombra a un sucesor inmediato cuando un embajador es cesado, los embajadores en misión especial no son figuras ordinarias encargadas de representar a España ante otro Estado, lo que podría explicar la demora.
La interlocución continua de España con las juntas militares en la región del Sahel se mantiene activa, especialmente para «preservar los intereses de España en una región vecina importante para nuestra estabilidad y seguridad», según las mismas fuentes. Recientemente, Diego Martínez Belío, secretario de Estado de Exteriores, visitó Bamako para reunirse con el ministro de Exteriores de Malí, justo antes de que finalizara la participación española en la misión de entrenamiento de la UE, EUTM Malí, el 18 de mayo.
El Sahel ha enfrentado un deterioro significativo en la última década, con un aumento de la actividad de grupos yihadistas y múltiples golpes de Estado en Malí, Burkina Faso y Níger, lo que ha llevado a estos países a estrechar lazos con Rusia en detrimento de Francia y la UE.
En su reciente comparecencia ante el Congreso, el presidente Pedro Sánchez enfatizó el «riesgo de colapso» en el Sahel y destacó cómo la reducción de la presencia francesa y estadounidense en la región podría permitir un mayor avance del terrorismo yihadista y consolidar la influencia de Rusia, algo que España busca contrarrestar.
El Informe de Seguridad Nacional 2023 resalta la importancia del Sahel para España, señalando la necesidad de estabilizar la región para prevenir que grupos yihadistas establezcan bases para planificar ataques contra objetivos españoles y europeos. Esta situación representa una amenaza real tanto por la posible llegada de combatientes como por la infiltración de terroristas que podrían utilizar rutas de tráfico controladas por el crimen organizado.