El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha expresado su respaldo a Ucrania en una conversación telefónica con el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, tras conocerse el posible acuerdo entre los líderes de Rusia y Estados Unidos, Vladímir Putin y Donald Trump, para buscar una «solución política y negociada» al conflicto en Europa del Este.
En un mensaje publicado en la red social X, Sánchez subrayó que «una guerra injusta no puede terminar con un acuerdo de paz injusto», reafirmando que España seguirá apoyando a Ucrania en su defensa de la soberanía e integridad territorial. «Este apoyo va más allá de las palabras, como hemos demostrado en estos últimos tres años. Europa seguirá respaldando la aspiración de Ucrania a una paz justa y duradera. Ucrania quiere la paz y Europa quiere la paz», añadió el jefe del Ejecutivo.
El compromiso entre Moscú y Washington ha generado expectativas sobre la posibilidad de retomar las negociaciones diplomáticas, según declaraciones del expresidente Trump, quien ha sugerido a Arabia Saudí como un posible lugar de encuentro. Sin embargo, desde el Kremlin, el portavoz Dimitri Peskov ha aclarado que aún no se han concretado los detalles de un eventual diálogo.
Por su parte, Zelenski ha reiterado que cualquier negociación debe contar con la participación activa de su país, rechazando cualquier pacto que se lleve a cabo de manera bilateral entre Rusia y Estados Unidos sin la presencia de Kiev. «Nuestra posición debe ser prioritaria en este proceso. Solo hablaremos con Rusia una vez se establezca un plan conjunto con nuestros aliados para frenar a Putin», afirmó el mandatario ucraniano.
Este nuevo intento de mediación internacional llega en un momento crítico del conflicto, con una guerra que se ha prolongado por más de tres años y en la que Ucrania continúa reclamando apoyo militar y diplomático de Occidente para resistir la ofensiva rusa. La posición de la Unión Europea y la OTAN será clave en los próximos pasos de esta posible negociación, en la que Kiev busca garantizar que cualquier acuerdo no comprometa su soberanía ni sus aspiraciones de integración en el bloque europeo.