Creador: A. Perez Meca | Imagen propiedad de: Europa Press

España, principal obstáculo en la OTAN para pactar el nuevo objetivo del 5% del PIB en gasto en Defensa

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) enfrenta una negociación contrarreloj con vistas a la cumbre de líderes que se celebrará en La Haya los días martes y miércoles. En el centro del debate se encuentra la propuesta de elevar el compromiso de gasto militar al 5% del PIB, una cifra que cuenta con el respaldo de Estados Unidos y de la mayoría de los aliados, pero que España rechaza frontalmente, convirtiéndose en el principal escollo para alcanzar un acuerdo de consenso.

Según informa Europa Press, el nuevo esquema de gasto planteado por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, prevé un 3,5% destinado a gasto militar directo y un 1,5% a infraestructuras estratégicas y seguridad, con el objetivo de fortalecer la preparación colectiva ante posibles amenazas, principalmente de una Rusia que —según la inteligencia europea— podría estar lista para atacar territorio aliado antes de 2030.

Pese a que algunos países como Italia, Reino Unido, Canadá, Luxemburgo y Bélgica han mostrado reservas, España es el único país que mantiene una oposición abierta a la fórmula del 5%. Fuentes diplomáticas de la OTAN señalan que la posición del Gobierno de Pedro Sánchez es la más enrocada, argumentando que se trata de una “cifra política, no técnica”, y que el incremento propuesto no responde a un análisis riguroso de las necesidades reales de defensa de la Alianza.

En una carta enviada este miércoles a Mark Rutte, el presidente Sánchez ha pedido una fórmula más flexible en la declaración de la cumbre, proponiendo que el 5% sea considerado un objetivo opcional o que España quede expresamente exenta de su cumplimiento. Esta postura obliga a la OTAN a buscar mecanismos creativos para salvar la falta de consenso, ya que las decisiones en el seno de la Alianza se toman por unanimidad.

Mientras tanto, los embajadores de los 32 países aliados permanecen en estado de preaviso para reuniones extraordinarias durante el fin de semana, en un esfuerzo por cerrar un acuerdo antes de la cumbre. Algunos aliados, como Italia y Reino Unido, han sugerido que se conceda un plazo hasta 2035 para alcanzar el objetivo del 5%, así como una cláusula de revisión en 2029, que permita evaluar la situación de seguridad global y los avances individuales.

Cabe recordar que el precedente más cercano fue la cumbre de Gales de 2014, donde se acordó alcanzar el 2% del PIB en gasto militar en una década, meta que solo ha sido cumplida por 23 de los 32 miembros. En el caso de España, el objetivo del 2% podría cumplirse este año, pero el salto al 5% representaría una carga presupuestaria considerable en un momento de tensiones sociales y restricciones fiscales.

Estados Unidos —que en 2024 destinó el 3,19% de su PIB a defensa— ha sido el principal impulsor de esta medida. El presidente Donald Trump ha dejado claro que espera que sus aliados europeos incrementen significativamente su contribución a la seguridad colectiva, insistiendo en que la actual coyuntura geopolítica exige un “giro de magnitud histórica” en la inversión en defensa.

La próxima semana será decisiva para saber si la Alianza Atlántica logra mantener su imagen de unidad en medio de crecientes amenazas globales, o si el desacuerdo con Madrid abre una fisura política en un momento crítico para la seguridad europea y transatlántica.

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