La crisis del agua en La Habana, junto con otras regiones como Camagüey, continúa intensificándose, generando graves impactos en la calidad de vida de los residentes. En recientes declaraciones, la Empresa Aguas de La Habana informó sobre ajustes operacionales necesarios debido a la salida de equipos de bombeo en la principal fuente de abasto, el Ariguanabo, exacerbando la ya crítica situación de suministro de agua.
Según la entidad, mediante una publicación en Facebook, se ha anunciado la suspensión del servicio en ciertas áreas del Oeste de La Habana para llevar a cabo reparaciones urgentes. De los 12 equipos que son esenciales para el funcionamiento normal, actualmente solo cinco están operativos, lo que ha obligado a una distribución de agua limitada y por circuitos específicos.
Esta situación es parte de un problema más amplio que incluye un déficit en el número de equipos de bombeo, la escasez de recursos necesarios para el mantenimiento de la infraestructura hidráulica y frecuentes cortes en el suministro eléctrico. Estos problemas están afectando no solo el acceso al agua sino también otros aspectos esenciales como la electricidad y el transporte, incrementando el malestar público.
En el municipio San Miguel del Padrón, los residentes han salido a las calles en protesta, exigiendo soluciones inmediatas y efectivas. La falta de agua se ha vuelto insostenible, llevando a los ciudadanos a manifestarse con cacerolas y recorridos por las principales vías del barrio, especialmente en áreas como San Francisco de Paula.
El presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), Antonio Rodríguez Rodríguez, recientemente hizo declaraciones al semanario local Tribuna de La Habana, admitiendo los problemas y vinculándolos directamente con la falta de infraestructura adecuada y las interrupciones eléctricas. A pesar de las dificultades actuales, Rodríguez expresó esperanzas de que la llegada de nuevos equipos entre septiembre y diciembre mejore la situación.
Mientras tanto, la comunidad expresa su desesperación y frustración ante la falta de soluciones concretas y rápidas. Claudia Castillo, una residente de Punta Brava, compartió su difícil situación en las redes sociales, destacando que la falta de agua está afectando severamente su vida diaria y la de su familia.
La crisis del agua en Cuba no es un problema aislado, sino un reflejo de desafíos más amplios que enfrenta la isla en términos de infraestructura y servicios básicos. Con el clima cálido y la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con la falta de higiene adecuada, la demanda por una solución efectiva y duradera es más urgente que nunca.