Muchos recuerdan aquel día en que el cielo de Matanzas se cubrió de humo y valentía. Era el incendio de la Base de Supertanqueros, una de las tragedias más duras que ha vivido Cuba en tiempos recientes. Entre el caos, un helicóptero MI-17 surcaba el aire enfrentando las llamas; a bordo, un hombre que no dudó en cumplir su deber: Aniel Santiesteban Alberteris, piloto de la Fuerza Aérea Revolucionaria.
Hoy, el mismo aviador vuelve a despegar, pero esta vez su misión es distinta. En medio de los estragos del Huracán Melissa, Santiesteban Alberteris pilota su H-121 para rescatar y trasladar personas en peligro, llevando ayuda y esperanza a comunidades aisladas del oriente cubano.
Con la serenidad de quien ha visto el riesgo de cerca, ajusta controles, enciende motores y se eleva sobre un país herido, dejando tras cada vuelo un mensaje de compromiso y valor. Su entrega no responde a ideologías ni aplausos, sino a un principio más profundo: el deber de salvar vidas.
Porque hay héroes que no necesitan capa, ni discursos, ni homenajes. Solo la certeza de estar en el lugar correcto cuando el país más los necesita.
(Tomado de Cubadebate y de una publicación de Alexander Río Cruz en Facebook.)
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