La profunda crisis que atraviesa el sistema de salud en Cuba ha golpeado duramente a casi todas las áreas de atención médica, pero uno de los pocos sectores que todavía se mantiene funcionando, aunque en condiciones precarias, es la oncología pediátrica. En el Hospital Pediátrico Dr. Eduardo Agramonte Piña, ubicado en la ciudad de Camagüey, las salas dedicadas al tratamiento de niños con cáncer aún continúan operando, pero enfrentan una escasez sin precedentes de suministros y recursos.
El hospital, que se ha mantenido como un baluarte de atención pediátrica en la región, sufre los efectos de la falta de medicamentos esenciales, equipos y materiales, situación que ha empeorado con la crisis económica y sanitaria generalizada en el país, por la que Cuba culpa al bloqueo, y los cubanos a la falta de gestión. A pesar de estas adversidades, los profesionales de la salud siguen ofreciendo atención a los pequeños pacientes que luchan contra el cáncer, un esfuerzo titánico que no siempre cuenta con los recursos necesarios para asegurar la calidad y la continuidad del tratamiento.
Carencia de recursos, pero no de esperanza
La oncología pediátrica es una de las pocas áreas que ha logrado resistir en medio del colapso general del sistema de salud, aunque lo hace en condiciones extremadamente difíciles. La falta de medicamentos vitales, como quimioterapias y analgésicos, y la carencia de insumos básicos complican el día a día de los pacientes y sus familias. Sin embargo, el esfuerzo del personal médico y de la comunidad por hacer frente a esta situación ha sido admirable.
Recientemente, los alumnos de preescolar del Seminternado Conrado Benítez realizaron una actividad en la Sala de Oncología del hospital, llevando un momento de alegría y distracción a los niños que se encuentran en tratamiento. La actividad fue una muestra de solidaridad y apoyo a los pequeños pacientes, y un recordatorio de que, incluso en medio de la adversidad, hay quienes se esfuerzan por brindar momentos de felicidad.
El lema de la actividad, «Infancia feliz, no es, no enfermar, es sobrevivir y por siempre curar», refleja la realidad que enfrentan los niños y sus familias en Cuba: sobrevivir se ha convertido en un desafío diario en un sistema sanitario sobrecargado, pero el objetivo sigue siendo la cura y la esperanza de una vida mejor.
Impacto de la crisis en el sistema de salud
El colapso generalizado del sistema de salud cubano ha afectado gravemente áreas clave como la oncología, la pediatría y los tratamientos crónicos. La falta de insumos médicos y el deterioro de la infraestructura hospitalaria han generado un entorno de precariedad que pone en peligro la vida de muchos pacientes, especialmente de los más jóvenes. En el Hospital Pediátrico Dr. Eduardo Agramonte Piña, los doctores y enfermeras hacen lo imposible para mantener en marcha los tratamientos, a menudo recurriendo a donaciones y a la solidaridad de la comunidad.
Aunque la sala de oncología pediátrica sigue en funcionamiento, las limitaciones materiales dificultan enormemente el trabajo del personal médico, que lucha contra un enemigo tan devastador como el cáncer sin las herramientas necesarias para combatirlo de manera efectiva. A pesar de esto, los profesionales de la salud no se rinden, demostrando un compromiso con la atención y el bienestar de sus pacientes.