En el corazón de La Habana, entre las calles Galiano, San Rafael y San Miguel, se alzaba \»El Encanto\», mucho más que una tienda por departamentos: un verdadero emblema de la innovación comercial en Cuba. Fundada con un espíritu visionario, esta cadena marcó un antes y un después en la historia del comercio cubano, convirtiéndose en referente de modernidad, diseño y sofisticación.
Desde sus inicios, \»El Encanto\» se distinguió por incorporar conceptos revolucionarios para la época como escaleras mecánicas, distribución vertical de productos, vitrinas especializadas (escaparatismo) y estrategias avanzadas de marketing, hoy consideradas parte de la inteligencia de negocio. Su edificio insignia, un inmueble de seis pisos y 65 departamentos, reflejaba una organización impecable y una estética elegante que no pasaban desapercibidas para locales ni visitantes.
Uno de sus hitos más destacados ocurrió en 1952, cuando logró la exclusividad de la firma Dior para América del Norte, una proeza que convirtió a \»El Encanto\» en destino de lujo para figuras del cine internacional como Tyrone Power, John Wayne, César Romero y María Félix. Esta última, junto con la actriz Miroslava, prefería vestir exclusivamente con piezas adquiridas en la tienda. El Salón Francés, inspirado en la magnificencia del Palacio de Versalles, se convirtió en uno de los espacios favoritos de las divas de la época.
Pero la innovación no se limitaba a la moda. \»El Encanto\» introdujo servicios pioneros como tarjetas de crédito, certificados de regalo y entregas a domicilio, en una época en que estos beneficios eran inéditos en gran parte del continente. Su sistema de confección interna, a través de talleres propios, garantizaba estándares de calidad que reforzaban su prestigio.
El personal era parte esencial del encanto. Las empleadas seguían un riguroso protocolo de vestimenta y presentación: negro en invierno, blanco en verano, siempre con medias, maquillaje discreto y peinados pulcros. La experiencia de compra se concebía como un acto ceremonial, tanto para quienes vendían como para quienes adquirían.
\»El Encanto\» trascendió su función comercial para convertirse en un ícono cultural, reflejo de una Cuba cosmopolita, moderna y conectada con las grandes capitales del mundo. Su legado aún despierta admiración y nostalgia entre quienes lo conocieron, y representa un capítulo inolvidable en la historia del comercio de la isla. #CubaHerald #NostalgiaCuba #ElEncanto #LaHabana