Camagüey — En medio de la difícil situación que atraviesa el sistema de salud cubano, una iniciativa diferente regaló un respiro a los más pequeños en el Hospital Pediátrico Docente Provincial de Camagüey. El llamado “Bus Diagnóstico de la Risa” hizo una parada especial en la ciudad, llevando consigo a un grupo de payasos que transformaron salas de hospital en escenarios de sonrisas y juegos.
La visita, cargada de alegría y color, permitió que los niños hospitalizados olvidaran por unos instantes el entorno médico y vivieran una experiencia marcada por la ilusión, la música y el humor. Padres, familiares y personal sanitario reconocieron la importancia de este gesto, que no solo anima a los pequeños pacientes, sino que también aligera la carga emocional de quienes los acompañan día a día.
La iniciativa llega en un momento complejo para la red hospitalaria cubana, marcada por carencias de insumos, deterioro de infraestructuras y limitaciones en la atención. Precisamente por ello, el impacto emocional de actividades como esta resulta aún más valioso: ofrecen un alivio simbólico frente a un panorama donde los problemas estructurales continúan sin solución inmediata.
Más allá de lo festivo, el paso del Bus de la Risa por Camagüey se convirtió en un recordatorio de la necesidad de cuidar no solo el cuerpo, sino también el espíritu de los pacientes. La risa, aunque no sustituye medicamentos ni equipos, sigue siendo una de las terapias más universales y humanas.
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