Nueva York, 31 de octubre de 2025 — El Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK) suspendió temporalmente sus operaciones de salida este viernes debido a la escasez de personal provocada por el cierre del Gobierno federal, que ya cumple más de un mes y comienza a afectar gravemente al sistema aéreo estadounidense.
La Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó que los despegues fueron detenidos durante cerca de una hora y media, mientras los vuelos con destino a Nueva York fueron retenidos en sus aeropuertos de origen para evitar congestión en el espacio aéreo. La situación se vio agravada por las condiciones meteorológicas adversas, especialmente los fuertes vientos que generaron nuevos retrasos.
De acuerdo con la Agencia de Gestión de Emergencias de la Ciudad de Nueva York, la falta de controladores redujo el número de llegadas permitidas al JFK a 36 aviones por hora, muy por debajo de la capacidad habitual del aeropuerto. Los efectos se extendieron también a Newark y LaGuardia, donde se reportaron demoras generalizadas.
El vicepresidente J.D. Vance advirtió este jueves que, si el cierre continúa hasta la temporada alta del Día de Acción de Gracias, el sistema podría enfrentar un colapso total. Tras reunirse en la Casa Blanca con los directivos de American Airlines y United Airlines, Vance instó al Congreso a alcanzar un acuerdo bipartidista que permita reabrir la Administración federal.
La FAA informó que casi la mitad de los 30 aeropuertos más transitados del país se ven afectados por la escasez de controladores, siendo la región de Nueva York la más perjudicada: allí, el 80% del personal no se presentó a trabajar. Otros aeropuertos como Austin, Nashville, Houston y Dallas enfrentan retrasos de entre 60 y 100 minutos, mientras que más de 2.200 vuelos han registrado demoras y 300 han sido cancelados, según el portal especializado FlightAware.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que las interrupciones podrían agravarse en los próximos días si el Congreso no logra un acuerdo presupuestario. La FAA ya operaba con un déficit estructural de 3.500 controladores aéreos, situación que el cierre ha profundizado.
El cierre gubernamental, que alcanza su día 31, ha dejado sin salario a más de 60.000 trabajadores esenciales, entre ellos 13.000 controladores y 50.000 agentes de seguridad, que continúan laborando sin remuneración. Otros 636.000 empleados federales no esenciales permanecen suspendidos desde el primer día.
La situación actual recuerda al prolongado cierre de 2018-2019, cuando la parálisis del sistema aéreo obligó finalmente a reabrir el Gobierno. Esta vez, la presión aumenta con la proximidad de las festividades y la posibilidad de un impacto masivo en la economía y el transporte nacional si no se alcanza pronto una solución.
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