Según reporta Europa Press, la Guardia Civil ha detenido a dos individuos bajo la sospecha de cometer múltiples delitos contra la intimidad. Los arrestos se produjeron después de descubrir que uno de los sospechosos había instalado cámaras ocultas en las habitaciones de un hotel en la localidad de Bóveda, Lugo, y el otro en el aseo de una farmacia en Tarazona, Zaragoza.
La operación, llamada ‘Norbates’, se puso en marcha a finales del año pasado tras una denuncia de una pareja que encontró una cámara escondida detrás de un reloj de pared en el mencionado hotel. Un segundo testimonio surgió durante la investigación, con más pruebas del mismo hotel. La Guardia Civil procedió a registrar tanto el hotel como el domicilio del propietario, donde se incautaron tres relojes, dos ordenadores portátiles, una CPU, un disco duro externo, 15 pen drives y una mini cámara.
Las víctimas descubrieron la minicámara oculta detrás del reloj que apuntaba directamente a la cama y contenía una tarjeta ‘microSD’ usada para grabar imágenes. Al confrontar al propietario del hotel, éste admitió que las cámaras estaban fuera de servicio y ofreció un reembolso del coste de la habitación más una compensación adicional de 300 euros para evitar denuncias.
Actualmente, la operación sigue en curso mientras se analizan las grabaciones obtenidas para determinar si las imágenes fueron usadas para fines personales, distribución online o venta.
En un caso relacionado pero independiente, las autoridades detuvieron a un técnico informático en Tarazona por instalar una cámara en el baño de la farmacia donde trabajaba. Esta cámara estaba equipada con memoria de 32 GB y una batería recargable, lo que permitía su funcionamiento continuo por varias semanas. La investigación comenzó tras la denuncia de una empleada que notó la cámara orientada hacia el inodoro.
