Una pasajera residente en Tampa, Florida, identificada como Raisa Bacallao, ha denunciado públicamente una supuesta estafa en la Tienda Libre de Impuestos de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional «José Martí» en La Habana. Bacallao afirmó que adquirió varios perfumes en dicho establecimiento mientras se preparaba para regresar a Estados Unidos, y asegura que los productos estaban adulterados.
Según Bacallao, tras llegar a su destino, comprobó que los perfumes que compró por más de 100 dólares no mantenían su fragancia. «Me los apliqué en el cuarto y, al llegar a la sala, ya no tenían olor a perfume», expresó indignada en una publicación en sus redes sociales. Además, destacó que la empleada que la atendió le permitió oler las fragancias originales antes de la compra, pero luego de pagar, los perfumes fueron sellados en una bolsa hermética con la indicación de no abrirla hasta pasar por la aduana de Estados Unidos, lo que impidió verificar el contenido en el momento.
Esta situación ha generado una oleada de comentarios en redes sociales, donde otros viajeros han señalado experiencias similares en el mismo punto de venta. Las denuncias apuntan a un posible esquema de adulteración de productos en un espacio que, por su naturaleza, debería garantizar la autenticidad de los artículos que vende, especialmente en un área tan sensible como un aeropuerto internacional.
La falta de controles estrictos y la aparente permisividad en las operaciones de esta tienda generan serias dudas sobre la supervisión del Aeropuerto Internacional «José Martí», una de las principales puertas de entrada y salida del país. El incidente deja en evidencia la necesidad de una revisión profunda de los procedimientos y estándares de calidad en los comercios que operan dentro de esta instalación, que atiende a miles de viajeros internacionales diariamente.
Es preocupante que un punto de venta en un aeropuerto internacional, que debe mantener altos estándares de confianza y seguridad para los pasajeros, esté vinculado a este tipo de prácticas. Las autoridades del aeropuerto no han emitido comentarios sobre el caso, pero el incidente refleja una posible falta de control y regulación sobre los productos que se comercializan en un espacio de tanta relevancia para el turismo y la imagen del país.
Este tipo de irregularidades no solo afecta la confianza de los viajeros, sino que también perjudica la reputación de uno de los principales aeropuertos de Cuba, poniendo en cuestión la calidad de los servicios y productos ofrecidos en sus instalaciones.
