La mañana de este jueves, los residentes de Holguín se encontraron con una escena descorazonadora en la Avenida de los Álamos, cuando el cuerpo de una persona sin hogar fue descubierto en la esquina de una pizzería muy frecuentada. A las 10:45 AM, el cuerpo aún yacía en el sitio, a poca distancia de un centro Pre Universitario, esperando la llegada de las autoridades de Holguín para su traslado a las instalaciones de medicina legal.
La identidad del difunto no ha sido revelada, y la comunidad local, junto con los transeúntes, fue testigo de esta triste realidad urbana. El cuerpo, cubierto con una sábana y visible para todos los presentes, se convirtió en el centro de una conversación más amplia sobre la dignidad humana y la atención a los más vulnerables en la sociedad cubana.
«Qué tristeza, hasta para dejar este mundo se necesita dignidad aquí», expresó una transeúnte, visiblemente afectada por la situación. Otro observador señaló la cruel ironía del trato a los seres humanos en comparación con los animales sin hogar, destacando la falta de humanidad y la severa crisis social que enfrenta el país. «Es desgarrador ver cómo se equipara la vida de una persona a la de un perro abandonado, evidenciando la urgencia de abordar la crisis de valores y respeto por la vida en nuestra sociedad», comentó.
Este incidente ha avivado las llamas de un debate ya encendido sobre el apoyo y la protección de los individuos en situación de vulnerabilidad en Cuba. Frente a las declaraciones oficiales de que «nadie quedará desamparado», este suceso pone en duda la efectividad de las políticas públicas destinadas a proteger a todos los ciudadanos, especialmente a aquellos sin techo ni hogar.
La necesidad de medidas concretas y efectivas que aseguren la dignidad y los derechos fundamentales de las personas, incluso después de su muerte, nunca ha sido más crítica. La sociedad cubana se enfrenta al desafío de reconciliar las promesas gubernamentales con la realidad de sus calles, en busca de una humanidad y solidaridad que resguarde a todos sus miembros, marcando un camino hacia la verdadera compasión y el respeto por la vida.