En el oriente de Cuba, donde el huracán Melissa dejó una estela de destrucción, el pueblo ha vuelto a demostrar su fortaleza y generosidad. Sin esperar órdenes ni recursos oficiales, cubanos de a pie se han organizado por cuenta propia para llevar esperanza a quienes lo perdieron todo.
Vecinos, amigos y desconocidos se han unido en una red espontánea de solidaridad ciudadana, recolectando alimentos, ropa, medicinas y artículos de primera necesidad. Muchos viajaron desde municipios cercanos hasta Bayamo, donde se reunieron en la escuela Félix Valera para distribuir los donativos bajo el lema #AmorInfinito, símbolo del cariño y la empatía que caracteriza al pueblo cubano en momentos difíciles.
Testimonios de los voluntarios relatan cómo, con recursos modestos pero gran corazón, lograron llegar a familias enteras que aún permanecían en refugios o casas parcialmente destruidas. “No podíamos quedarnos cruzados de brazos —dijo una de las organizadoras—, todos somos parte de la misma familia cuando un hermano sufre”.
La iniciativa ha inspirado a comunidades de otras provincias a seguir su ejemplo, generando una cadena de apoyo popular que continúa creciendo. En medio del dolor y la pérdida, los cubanos han vuelto a demostrar que su mayor fuerza radica en la unidad, la empatía y el amor sin condiciones.
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