La Habana / Miami, 8 de junio de 2025 — En un mensaje desesperado publicado en redes sociales, el cubano Doysel Alfaro Guerrero, residente en Estados Unidos, ha lanzado una denuncia pública contra los presuntos abusos físicos y psicológicos que estarían sufriendo su madre y su tía —ambas mujeres mayores— en su vivienda en el municipio 10 de Octubre, en La Habana.
“¡Ya no aguanto más!”, comienza su publicación, donde señala como responsable a su propio hermano, Daymel Mazorra González, a quien acusa de consumir drogas dentro del hogar y de mantener una conducta violenta contra las dos ancianas.
Según el testimonio, el presunto agresor reside en el apartamento familiar ubicado en Santo Suárez #82, entre Rabí y San Indalecio, apartamento 6, y estaría ejerciendo actos de violencia sistemática contra las mujeres. “Este abusador pasa el día entero maltratando física y psicológicamente a mi mamá y a mi tía. ¡Es una vergüenza y un crimen!”, afirmó Alfaro Guerrero, visiblemente indignado.
El denunciante, imposibilitado de intervenir directamente por encontrarse fuera del país, hizo un llamado urgente a la comunidad y a las autoridades locales:
“Pido ayuda desesperadamente. Que alguien de la PNR de Santo Suárez haga algo. Que algún vecino valiente lo denuncie. ¡Cualquiera que vea esto, por favor, actúe!”
La publicación ha comenzado a circular ampliamente en plataformas sociales, donde usuarios han expresado indignación y solidaridad, pero también escepticismo sobre la respuesta de las autoridades ante este tipo de casos, que en muchos barrios son tratados con indiferencia o minimizados hasta que ocurren tragedias.
En Cuba, la violencia intrafamiliar y el maltrato a personas mayores siguen siendo temas poco visibilizados institucionalmente, a pesar de su creciente frecuencia. Los mecanismos de protección social son limitados, y muchas víctimas no tienen acceso a canales de denuncia efectivos o seguros. En contextos donde la violencia ocurre dentro del núcleo familiar, el silencio, el miedo o la falta de apoyo agravan el problema.
Este caso vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de un sistema de atención y respuesta ante el abuso doméstico, especialmente en comunidades vulnerables y cuando las víctimas son personas mayores, muchas veces dependientes y sin redes de apoyo más allá del entorno inmediato.
Doysel Alfaro finaliza su mensaje con un grito claro:
“¡No me voy a quedar callado mientras ese singao las destruye poco a poco! COMPARTAN. ¡NO MÁS ABUSO CONTRA LOS VIEJITOS!”
Por ahora, no se ha informado si las autoridades locales han respondido a esta denuncia.
Fuente: Cantalo TV
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