Cuba ha reactivado su campaña de vacunación contra la COVID-19 utilizando la fórmula nacional Abdala, tras más de un año sin refuerzos en amplios sectores de la población. El anuncio coincide con la alerta por la posible presencia de la subvariante XFG, también conocida como “Stratus”, que ya ha sido detectada en varios países.
Según las autoridades sanitarias, el refuerzo está dirigido a grupos vulnerables, incluyendo:
- Adultos mayores
- Personal de salud
- Niños al cumplir dos años
- Pacientes con enfermedades crónicas como VIH, diabetes, EPOC, cardiopatías, obesidad, trastornos psiquiátricos, fibrosis quística y cirrosis hepática
La vacunación comenzó en territorios específicos:
- En la Isla de la Juventud, desde el 24 de julio, en consultorios del médico y la enfermera de la familia
- En Santiago de Cuba, se está aplicando el refuerzo a quienes lleven más de 12 meses sin vacunarse, sin importar la cantidad de dosis anteriores
- En Mayabeque, particularmente en Bainoa, se desarrolló una jornada masiva el 1 de agosto para mayores de 19 años
Sin embargo, a pesar del relanzamiento de la campaña, persisten dudas sobre la eficacia actualizada de Abdala frente a las nuevas variantes del virus. El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha asegurado que la vacuna “mantiene una respuesta inmune adecuada”, pero no ha presentado estudios recientes ni comparaciones con fórmulas internacionales adaptadas a subvariantes como XFG.
El Dr. Francisco Durán, director nacional de Epidemiología, reconoció que la subvariante podría estar circulando en Cuba de forma asintomática, aunque insistió en que la situación permanece “controlada”. No obstante, no se han ofrecido cifras oficiales sobre contagios ni hospitalizaciones recientes, lo que ha generado preocupación en algunos sectores de la sociedad.
Las autoridades han recomendado el uso del nasobuco en espacios cerrados, pero no se han implementado nuevas medidas de vigilancia epidemiológica, ni se ha habilitado un canal público para consultar datos actualizados sobre la evolución del virus en el país.
El uso exclusivo de Abdala, sin acceso a vacunas internacionales de última generación, y la ausencia de datos transparentes sobre la eficacia de la fórmula frente a las variantes emergentes, han alimentado la percepción de que se trata más de una reacción urgente que de una estrategia preventiva sólida.
Mientras tanto, especialistas independientes insisten en la importancia de reforzar no solo la inmunización, sino también el acceso a pruebas diagnósticas, información pública y vigilancia comunitaria para evitar una posible propagación silenciosa del virus en su nueva forma.
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