El gobierno cubano ha acordado con Rusia un nuevo aplazamiento del pago de su deuda bilateral, extendiendo el calendario de compromisos hasta el año 2040, en un contexto de crisis económica profunda que limita la capacidad real del país para honrar sus obligaciones internacionales. El anuncio fue hecho por el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Oscar Pérez-Oliva Fraga, durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, celebrado esta semana.
Durante su intervención, el funcionario reconoció que, si bien Cuba mantiene su compromiso con los acuerdos suscritos con Moscú, la situación económica interna no permite cumplirlos por ahora. “Estamos dispuestos a pagar, pero necesitamos tiempo para recuperar nuestra economía y generar los recursos necesarios”, afirmó.
Compromisos pendientes y dependencia tecnológica
El monto exacto de la deuda no fue revelado, pero se sabe que abarca proyectos en sectores clave como energía, transporte, industria y biotecnología, áreas donde Cuba depende en gran medida de la asistencia técnica y financiera rusa. Entre las medidas que La Habana espera implementar para mejorar su capacidad de pago se incluyen el impulso a nuevas exportaciones, la reducción de importaciones y una mayor eficiencia productiva basada en tecnología rusa.
En este sentido, el gobierno de Vladimir Putin ha reiterado su respaldo político y económico a Cuba. En 2024, Rusia aprobó nuevas líneas de crédito, incluyendo un préstamo de 65 millones de dólares destinado a enfrentar la crisis energética cubana, y flexibilizó las condiciones de pago, permitiendo liquidar parte de la deuda en rublos.
Impacto de la caída del turismo ruso
Pese a este respaldo, la relación bilateral también enfrenta dificultades. Una de las más importantes es la fuerte caída del turismo ruso a la isla, que según estimaciones oficiales ha descendido en más del 50 % en lo que va de 2025. Las causas incluyen la inestabilidad geopolítica, el aumento de costos logísticos y la devaluación del rublo, lo cual ha generado una reducción significativa de ingresos para Cuba en un momento de elevada dependencia de la industria turística.
Esta pérdida de visitantes impacta directamente en la entrada de divisas necesarias para importar alimentos, combustible y medicamentos, y debilita aún más las finanzas nacionales, ya de por sí afectadas por inflación, baja productividad y escasez generalizada.
Aplazamiento que gana tiempo, pero no resuelve el fondo
La reprogramación de la deuda, que originalmente debía saldarse entre 2023 y 2027, ahora se extiende hasta 2040. Aunque representa un alivio inmediato para las arcas cubanas, no soluciona los problemas estructurales que impiden la reactivación económica. Cuba enfrenta una combinación de deuda externa creciente, caída en las exportaciones, falta de inversión extranjera y una economía interna rígida.
Desde Moscú, el viceprimer ministro ruso Dmitri Chernishenko reiteró que su país mantendrá el apoyo a Cuba para “lograr soberanía y prosperidad”. Por su parte, el ministro de Energía ruso, Serguéi Tsiviliov, confirmó que se construirá una nueva unidad generadora de 200 megavatios, y que se rehabilitarán bloques energéticos deteriorados, como parte del programa conjunto de modernización del sistema eléctrico cubano.
A pesar del respaldo ruso, el camino hacia la recuperación sigue lleno de obstáculos para el gobierno cubano, que busca ganar tiempo financiero en un contexto marcado por el estancamiento económico interno, el aislamiento internacional y el malestar social creciente.
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